Portada Antonio Morales


PATRIMONIO ASTRONÓMICO Y LUGARES SAGRADOS

Los territorios insulares, espacios atrapados entre el cielo y el mar, han sido siempre, desde la más remota antigüedad, lugares de encuentro entre culturas

En apenas 12 días hemos vivido en Gran Canaria cuatro acontecimientos importantes en torno a la arquitectura rupestre de los antiguos canarios, la cosmología aborigen y la simbología sagrada en el contexto de las antiguas culturas insulares del planeta. Tiene todo que ver con la potenciación de nuestra isla como destino turístico Starlight, con la valorización y la recuperación de nuestro  patrimonio cultural y arqueológico y con la Recomendación de  Gran Canaria, un documento de la Unesco para la protección del patrimonio astronómico y los lugares sagrados del mundo. Y tiene todo que ver, directa e indirectamente, con el objetivo de conseguir la declaración de Risco Caído y los Espacios Sagrados de Montaña de Gran Canaria como Patrimonio Mundial, en la categoría de Paisaje Cultural.


El 10 de mayo pasado se celebraron en nuestra isla las II Jornadas Destino Turístico Starlight, las primeras después de que en el pasado mes de enero se nos concediera esta certificación avalada por la Unesco. Gran Canaria forma parte de este selecto grupo de destinos mundiales que cuentan con un celaje privilegiado y debemos sentirnos orgullosos, ya que este galardón no solo asegura que la contemplación de las estrellas forma parte de los atractivos turísticos de la Isla, sino que permite asociar a Gran Canaria con un lugar que apuesta de forma decidida por un modelo de turismo sostenible. El astroturismo es un fenómeno global que crece de forma constante, por lo que es necesaria la implicación de instituciones públicas, ayuntamientos, comunidad universitaria y empresas privadas para garantizar que Gran Canaria se consolide internacionalmente como un lugar que hay que descubrir para poder contemplar las estrellas como lo hacían nuestros antepasados.

La economía internacional se diversifica, eso es un hecho, y los sectores se van especializando, por este motivo Gran Canaria debe ir más allá del tradicional turismo de masas que busca sol y playa, la base de nuestra industria turística, y proponer alternativas basadas en un turismo ecológico, el turismo verde, el turismo cultural, el deportivo, el gastronómico, el agroturismo, el astroturismo y muchas otras variables sostenibles que deben ser un reclamo para un público potencial, cada vez más exigente con la preservación del medio. Sin renunciar, por supuesto, al atractivo de nuestras playas, de nuestro sol, de nuestro clima, de nuestra experiencia en el sector… En este contexto, estoy convencido de que el fomento del turismo de las estrellas o astroturismo, así como la promoción del patrimonio natural y cultural astronómico asociado a la visión del cielo, constituyen ya un nuevo aliciente para la consideración  y la conservación de nuestros tesoros, diversificando nuestra oferta a los visitantes en clave de sostenibilidad. El cielo puede convertirse en un recurso turístico fundamental para Gran Canaria si sabemos apreciarlo, valorarlo en su justa medida y protegerlo entre todos para preservar su calidad, distinguirnos de otros competidores y destacar como un lugar singular y digno de ser visitado.

El 18 de mayo, dentro del plan de difusión trazado para el enclave de Risco Caído y los Espacios Sagrados de Montaña de Gran Canaria se presentó una exposición itinerante del conjunto de manifestaciones y obras de carácter arqueológico pertenecientes a una cultura insular desaparecida que evolucionó, en total aislamiento, a partir de la presencia, al principio de la Era, de los primeros bereberes, hasta la llegada, entre el siglo XIII y XIV, de los marinos del sur de Europa que iban en busca de las nuevas rutas de las especias y del comercio de esclavos. Se trata, por lo tanto, de un patrimonio excepcional que expresa un proceso cultural único e irrepetible en el universo insular. Como ya hemos repetido tantas veces: el Santuario y marcador astronómico de Risco Caído representa una obra única en su género, tanto por su concepción como por su significado y funcionalidad, por su diseño, por los elementos constructivos y simbólicos que alberga, así como por el excepcional fenómeno de luz, que se ha creado conscientemente en su interior, como soporte de un sofisticado calendario. Esta obra puede y debe entenderse como una extraordinaria singularidad en la evolución de la arquitectura rupestre de los antiguos canarios y como un ingenio de referencia, que aúna la cosmología aborigen y la simbología sagrada en el contexto de las antiguas culturas insulares del planeta.

Esta exposición sirvió de pórtico a las VI Jornadas sobre este paisaje cultural. Estamos en un momento especial porque mirando hacia atrás comprobamos el enorme trabajo que se ha realizado para identificar, localizar, proteger, reconocer la enorme riqueza que albergan unos espacios fundamentales para entender nuestro pasado. Y al mismo tiempo estamos en las vísperas de decisiones importantes que van a determinar el futuro inmediato, la candidatura a Patrimonio Mundial de la Humanidad. En esta encrucijada, estas Jornadas adquieren mayor valor. Quiero destacar la importancia que estos debates desde hace seis años han tenido para avanzar, sostener y difundir la importancia de Risco Caído y los Espacios Sagrados de Montaña. Han permitido ensanchar el apoyo ciudadano, ampliar las distintas visiones científicas y técnicas sobre estos espacios y han favorecido la confluencia de las distintas visiones. Tantas veces hemos lamentado la situación de nuestro patrimonio, que es tiempo de alegrarnos porque el trabajo continuado y la unión de técnicos y administraciones públicas nos haya permitido una acción eficaz de recuperación y revalorización de esta riqueza patrimonial. No ha sido, ni está siendo fácil. Nada importante lo es. Pero el conocimiento, la responsabilidad, el compromiso de los investigadores, de los inspectores y de los técnicos por un lado y la decisión política indiscutible están acercándonos al primer objetivo. La plena recuperación y consideración de este Patrimonio.

Las jornadas tienen una doble finalidad: conocer experiencias de distintos lugares del mundo y  sensibilizar a la ciudadanía y visibilizar la importancia que para Gran Canaria tiene el cuidado y el reconocimiento de los valores culturales excepcionales que albergan estos Espacios Sagrados de Montaña. No en vano, en estas cumbres de la isla, territorio mítico y a la vez real, residen múltiples valores e importantes símbolos que conforman nuestra idiosincrasia; símbolos icónicos como el Roque Nublo y El Roque Betayga; arquitecturas rurales y cultura agrícola ancestral; yacimientos arqueológicos y complejos de viviendas trogloditas; pervivencias étnicas tradicionales, como el pastoreo y la trashumancia; y un cielo magnífico, limpio e inmenso. Precisamente, es esa bóveda celeste y su importancia mágico-religiosa uno de los ejes de estas Jornadas. El preciso conocimiento que tuvieron de los astros nuestros antepasados, la configuración de un mundo de creencias desarrollado en gran medida por ese conocimiento y el extraordinario alcance de un mundo abstracto y simbólico tan avanzado, reflejado también en múltiples expresiones materiales, nos presenta una realidad cultural que en buena medida no habíamos sido capaces de percibir y que a partir de ahora, junto a otros proyectos punteros en la isla, nos queda por explorar y profundizar.

Y, por último, y por ahora, el día 23, el Auditorio Alfredo Kraus acogió el Encuentro Internacional de Expertos sobre el Patrimonio Astronómico y Lugares Sagrados de la Unesco. En él se abordaron dos temáticas que para nosotros tienen un interés muy especial. Por un lado, la del patrimonio relacionado con la astronomía y su permanencia a través del tiempo: vivimos en unas islas que siempre han mirado al cielo, y en donde se produce la sorprendente conjunción de contar actualmente con algunos de los lugares de observación astronómica moderna más importantes del planeta, y al mismo tiempo albergar manifestaciones del legado arqueastronónomico y del conocimiento asociado al celaje que alumbraron los antiguos canarios, del que algunas de sus máximas expresiones se encuentran precisamente en esta isla de Gran Canaria. Por otro lado, este encuentro nos traslada a los lugares, paisajes y expresiones sagradas, que representan y expresan el espíritu, los valores y las creencias de muchas comunidades y culturas a lo largo del mundo. Hablamos, como ocurre también en nuestras islas, tanto de monumentos como de paisajes y acontecimientos de la naturaleza, que en muchos casos están indisolublemente relacionados con el cielo.

En la introducción de la propuesta de la Declaración de 2009 como Año Internacional de la Astronomía, en la 33ª Sesión de la Asamblea General de la UNESCO, se define precisamente al cielo como una herencia común y universal, y una parte integrante del ambiente percibido por la Humanidad. La Humanidad ha observado siempre el firmamento para interpretarlo y para tratar de entender las leyes que gobiernan el universo, y este interés ha tenido implicaciones profundas en las creencias, en las costumbres, en la ciencia, en las religiones, en la filosofía y en nuestra concepción general del mundo. Este encuentro de expertos aunó por primera vez dos importantes iniciativas de la UNESCO: la Iniciativa Temática del Patrimonio Mundial de la Astronomía y la Iniciativa del Patrimonio Religioso y Sagrado. La confluencia de estas dos temáticas no solo abre nuevas posibilidades para la salvaguarda y uso sostenible del patrimonio común asociado, tanto material como inmaterial, sino que también abre nuevas e insospechadas ventanas a su conocimiento, interconexión y a la apreciación de su extraordinaria diversidad.

Es importante que hayan elegido Gran Canaria para este Encuentro porque quiero recordar que los territorios insulares, espacios atrapados entre el cielo y el mar, han sido siempre, desde la más remota antigüedad, lugares de encuentro entre culturas, crisoles de diálogo y espacios de paz. Y de él surgen las Recomendaciones de Gran Canaria que nos llama a velar por el patrimonio astronómico y los lugares sagrados. Recomendaciones para el mundo desde una isla que avanza en esa dirección.

LA MIRADA IDENTITARIA DE LOS ARTISTAS CANARIOS

Los cuatro protagonistas de estas dos exposiciones que en estos días podemos contemplar en la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, han llevado su isla universal, han construido su archipiélago por el mundo con la cabeza alta

Nuestra tierra resultó atractiva desde hace siglos a quienes nos visitaron o tuvieron noticia de nuestra localización o de nuestras singularidades. Estudiosos e investigadores de todas las ramas del saber han prestado atención a Canarias durante siglos por su belleza y originalidad. Entre los siglos XVII y XIX, por lo general, el interés venía de fuera, de investigadores ilustres como Alexander von Humboldt, Rene Verneau, Sabin Berthelot, Olivia Stone, etc., con notables excepciones como el erudito e ilustrado canario Viera y Clavijo. Muy lentamente, sobre todo ya bien entrado el siglo XX, nosotros mismos, a través de una nueva cantera de estudiosos, nos incorporamos al conocimiento de nuestra propia identidad.

Sin embargo, buena parte de los temas que acucian a científicos y estudiosos sobre nuestra compleja realidad, ya habían sido intuidos por otro colectivo que es y debe ser reconocido como un motor fundamental para el desarrollo de cualquier sociedad madura. Me refiero a los artistas, a nuestros artistas. A ellos debemos una mirada identitaria en torno a la historia y la naturaleza de las islas Canarias a través del lenguaje que mejor conocen: el del arte.

 

En estos días podemos contemplar dos exposiciones que condensan esa mirada reflexiva sobre nuestra cultura: “Óscar Domínguez, Manolo Millares y Martín Chirino: una mirada insular”, inaugurada en el Castillo de la Luz el pasado 13 de junio;  y la retrospectiva “Pepe Dámaso”, que se puede visitar en el CAAM desde el 22 de junio.

La exposición del Castillo de la Luz, actual sede de la Fundación de Arte y Pensamiento Martín Chirino, comisariada por el crítico de arte y director del Instituto Cervantes Juan Manuel Bonet, pone en diálogo a tres referentes indudables del arte canario (Domínguez, Millares, Chirino) con sus coterráneos en lo que constituye un pilar básico de todo pueblo: la lectura de su tradición a través de una propuesta artística e intelectual en la que nos podemos reconocer toda la ciudadanía de las islas, muy especialmente gracias al uso del lenguaje simbólico, un lenguaje que es mucho más eficaz que el convencional o el de la ciencia, porque llega al alma directamente.

Cuando contemplamos, por ejemplo, «Cueva de guanches», de Óscar Domínguez, el autor, como un visionario, consigue decirnos que debajo de nuestro paisaje árido, de nuestro mar donde pescamos tranquilamente el pescado que la industria enlatará luego, en nuestro subsuelo (¿el inconsciente colectivo tal vez?), hay todo un mundo por descubrir, por desentrañar, que es nuestro propio pasado.

Y cuando Manolo Millares crea sus «pictografías» primero y sus «arpilleras» después, inspirándose en los signos y los tejidos funerarios de los antiguos canarios, no hace más que conectarnos por la vía de la intuición con nuestro propio pasado, porque es la única manera de construir nuestro futuro y definir nuestro propio puzzle como pueblo consciente y solidario.

Las Espirales de Chirino, los Afrocanes, los Aeróvoros, surgen en el espacio para que nos interroguemos, como él lo hace, sobre nuestra existencia. Están ahí en los centros de arte, en la propia calle, para recordarnos que debemos pararnos por un momento para pensar sobre nosotros mismos.

 

Y no sólo sobre la historia, sobre nuestra historia ocultada, han hablado con sus símbolos estos tres artistas, sino que lo han hecho también sobre nuestro espacio, sobre el territorio real y mítico en el que habitamos. Los Paisajes, las Raíces y los Vientos de Chirino, el drago de Óscar Domínguez, incluso los paisajes de piel humana de Millares, donde la materia pictórica es la herida profunda, el desgarro y la sangre, nos acercan visionariamente a otra mirada esencial sobre el paisaje insular, como quería Pedro García Cabrera en su célebre ensayo de 1930, “El hombre en función del paisaje”: “Nuestro arte hay que elevarlo sobre paisaje de mar y montañas. Montañas con barrancos, con piteras, con euforbias, con dragos…”.

Por su parte, el CAAM retoma a otro de los grandes artistas canarios, a Pepe Dámaso, en esta ocasión con una exposición retrospectiva comisariada por Carmensa de la Hoz, amiga personal del artista durante cuatro décadas y profunda conocedora de su creación. Dámaso es uno de los artistas grancanarios más destacados y prolíficos del arte canario de la segunda mitad del siglo XX y de este ya entrado siglo XXI, pues afortunadamente permanece en activo.

Como en Domínguez, Millares y Chirino, en Dámaso los antiguos canarios, las tradiciones de su tierra y la poderosa atracción del paisaje canario constituyen elementos relevantes de su obra, como podemos apreciar, por ejemplo, en sus series de “Harimaguadas” y “Balos”, en las obras dedicadas a la fiesta de la Rama o en los “Héroes Atlánticos”.

 

Dámaso es un artista cuya vida ha estado marcada por un continuo viaje. Por una pulsión y contradicción constante entre la realidad, la historia y el entorno que le ha tocado vivir, siempre en contacto continuo con otras realidades próximas al canario: Europa, África y América latina. Ello le ha permitido establecer un contacto permanente con numerosos artistas, escritores, cineastas e intelectuales que han ido jalonando diferentes episodios del complejo y rico relato de su trayectoria vital. 

Un largo camino que pronto lo distancia, críticamente, de la abstracción para indagar con un sello personal en la figuración, generando un lenguaje propio donde ambos territorios se dan armónicamente la mano. Por eso Dámaso es ante todo un artista contemporáneo, que maneja las herramientas del collage y del ensamblaje como un auténtico maestro y que presta atención al cine y a la literatura.  Un ejemplo clave es “La Umbría”, el homenaje tanto pictórico como cinematográfico a uno de los escritores fundacionales de nuestra literatura.

Sus extensas referencias literarias, especialmente poéticas, le llevan a rendir un tributo a sus escritores icónicos: Federico García Lorca (“La muerte puso huevos en la herida”), Fernando Pessoa, Tomás Morales, Constantin Cavafis… Y su pasión por África se pone de manifiesto en la serie “Mango negro”, en su “Políptico de las Cacatúas”, donde representa a un Cristo negro, y en las esculturas que presentó en Senegal hace ya más de 50 años, lo que lo convierte en uno de los artistas canarios de mayor proyección en el continente. La obra que podemos contemplar en esta exposición reconoce también la reflexión existencialista de Pepe Dámaso, tanto en referencia a la muerte, ese destino inexorable al que nos conduce nuestra existencia, como a uno de sus antídotos, el amor, que el autor resuelve gracias a un erotismo liberador.

Esta retrospectiva es un homenaje merecido del CAAM, y por tanto del Cabildo de Gran Canaria, a su dilatada y rica carrera, en la nueva línea programática emprendida por este buque insignia del arte en Canarias, que pretende recuperar la presencia de los artistas canarios, como los Premios Canarias Lola Massieu, que tuvo ya su retrospectiva, y Juan Hidalgo, con un pequeño homenaje al obtener el Premio Nacional de Bellas Artes. Pronto vendrán otros dos Premios Canarias: Paco Sánchez (galardonado en la última edición), César Manrique y la también Premio Nacional de Bellas Artes Concha Jerez. Pero también se recupera el diálogo de artistas de las islas con América y África, como ocurrió con aquella espléndida e impactante colectiva “El iris de Lucy”, con presencia de dos mujeres artistas canarias.

Los cuatro protagonistas de estas dos exposiciones que en estos días podemos contemplar en la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, han llevado su isla universal, han construido su archipiélago por el mundo con la cabeza alta, ya sea en Madrid, París, Nueva York o desde la propia Gran Canaria, creando por y para el mundo con la mirada puesta en el origen.

LA HISTORIA NOS PERMITE CONCEBIR SUEÑOS

El gobierno de la isla de Gran Canaria quiere asentarse en la modernidad, valorando la herencia que tenemos el orgullo y el deber de reconocer, de conservar, de difundir y de proteger.

Esta semana se ha celebrado en Gran Canaria el Consejo Nacional de Patrimonio Histórico de España. En su orden del día estaba previsto que se tratara la propuesta del estado español de incluir a la candidatura de Risco Caído y los espacios sagrados de montaña de nuestra isla para su designación como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Y se trató. Y se consiguió. Y se abren ahora enormes posibilidades para conseguir su declaración definitiva en 2019. Nos sentimos profundamente satisfechos. Y agradecidos por el esfuerzo y el trabajo de todos los que han batallado para hacerlo posible: Gobierno central, canario, municipios, equipos técnicos, colectivos ciudadanos y todos los grupos políticos.

Vivimos en una isla singular que atrae por su situación geográfica, por su biodiversidad, por sus condiciones naturales, por su vanguardismo y cada vez más, por su riqueza patrimonial. Tenemos la suerte de nutrirnos de tres fuentes que impregnan la cultura y la identidad grancanarias: las raíces norteafricanas presentes en nuestros primeros pobladores, que han conformado una parte importante de nuestra cultura; la vinculación europea tras la llegada de distintos pueblos a lo largo de los últimos 500 años; y la influencia latinoamericana, nacida de la emigración de tantos canarios y canarias y afianzada por la que es nuestra puerta atlántica: el Puerto de La Luz y de Las Palmas.

El gobierno de la isla de Gran Canaria quiere asentarse en la modernidad, valorando la herencia que tenemos el orgullo y el deber de reconocer, de conservar, de difundir y de proteger. Con esta afirmación no caigo en ninguna contradicción. Soy consciente del enorme poder social que supone tener un proyecto realista de transformación, sustentado en un legado riquísimo que explica en parte quiénes somos, cómo nos hemos humanizado, qué rasgos culturales aportamos al mundo.

Los grancanarios sabemos que tenemos una gran responsabilidad por la enorme riqueza patrimonial que hemos heredado. La isla, por sus condiciones orográficas, históricas y sociales, albergó las manifestaciones culturales más avanzadas de la época preeuropea. Pero su desarrollo histórico y económico permitió, además, ensayar y configurar expresiones culturales a partir del siglo XVI que adelantan las creaciones coloniales surgidas a partir de la conquista de América e incorpora manifestaciones europeas avanzadas como el racionalismo o el modernismo. Esta diversidad es la que queremos ofrecer y asegurar porque son fundamentales para tener una visión rigurosa y plural de los procesos culturales que han tenido lugar en el atlántico medio.

El periodo democrático ha sido fértil para la recuperación de cientos de manifestaciones, bienes y monumentos arqueológicos y etnográficos de enorme valor. Pero somos conscientes de que la tarea no está concluida. Se ha hecho mucho, pero nos queda mucho por hacer con un catálogo significativo que se concreta en cuevas rupestres pintadas, en grabados prehistóricos, en almogarenes, en enterramientos muy bien conservados… Hago míos  los versos de la gran poeta norteamericana Maya Angelou que hablan  de que la historia nos permite concebir sueños.

El Cabildo de Gran Canaria como gobierno de la isla (trabajando conjuntamente con el Gobierno de Canarias y los municipios) cuenta con equipos profesionales que aportan rigor, competencia y vocación para la consolidación de esta riqueza inconmensurable. Los trabajos realizados por estos expertos han sido decisivos para la elaboración del expediente de Risco Caído y los espacios sagrados de montaña de Gran Canaria,  que con tanta ilusión se ha elaborado para hacer posible su candidatura.

Esta propuesta alberga un conjunto excepcional de sitios arqueológicos y paisajes culturales bien conservados pertenecientes a una cultura insular que evolucionó de forma aislada tras la llegada de los primeros amazighs del norte de África a principios del siglo I d.C. hasta los siglos XIII y XIV, cuando los marineros del sur de Europa llegaron a las islas en busca de nuevas rutas de especias y para la trata de esclavos. Se trata, pues, de un legado admirable que expresa un proceso cultural único e irrepetible.

El sitio está concebido y solo puede entenderse en términos de su visión cosmológica. Este carácter singular determina la configuración de un hábitat troglodita único y de sitios ceremoniales presididos por impresionantes sucesos geológicos naturales, cuyos elementos más básicos se han conservado intactos hasta nuestros días. El carácter complejo de los marcadores astronómicos, en particular Risco Caído y Roque Bentayga, constituyen un hito sin precedentes en las antiguas culturas insulares. Su excepcional valor radica en cómo una sociedad proto-estatal, aislada y con tecnología muy limitada, pudo alcanzar un conocimiento tan avanzado de la astronomía como el expresado en su calendario y en cómo trataba con conceptos astronómicos abstractos como los equinoccios. El santuario y marcador astronómico de Risco Caído representa una obra maestra arquitectónica. Única, tanto por su diseño como por su operatividad. Los elementos  estructurales y simbólicos que  contiene son originales. Este sitio puede y debe ser visto como un fenómeno único y extraordinario en la evolución de la arquitectura de roca de los primeros habitantes de la isla y como un innovador marcador que encarna la cosmología antigua y el simbolismo sagrado en el contexto de las antiguas culturas insulares de nuestro planeta.

Ya hablaba de ello en 1590 Leonardo Torriani en su descripción del reino de Canaria y de las Afortunadas: “En el interior de la tierra hay muchos pueblos, aunque pequeños y poblados por pocas gentes. La fertilidad de la isla es grande, de modo que, sin mucho labrar y cultivar, como más adelante se dirá, produce trigo, cebada, vino, azúcar y cualquier otra clase de fruta, y carne en abundancia. Se hallan en ella restos de edificios antiguos, tan bien labrados y conservados, que provocan a suma maravilla a quien los ve; quizá sean los restos de los mismos edificios de que hace mención Plinio”.

Con esta riqueza en nuestro territorio, el Cabildo de Gran Canaria acordó por unanimidad de todas las fuerzas políticas presentes en la Corporación, la elaboración de un Plan Integral de actuaciones que encargó a su Consejería de Cultura. Y se actuó diligentemente. Desde el momento en que Risco Caído y los espacios sagrados de montaña de Gran Canaria se incluyen en la Lista Indicativa del Estado Español para su futura declaración como Patrimonio Mundial, se estableció un intenso programa de protección, conservación, investigación, difusión, proyección e implicación social e institucional y de gestión integral con la idea de generar un nuevo recurso estratégico para la isla de Gran Canaria. Este Plan ya ha culminado. Durante los próximos cuatro años se desarrollará la segunda fase de consolidación y proyección del Monumento.

La propuesta que esta semana ha evaluado el Consejo Nacional  reunía todas las garantías técnicas por los trabajos previos de exploración y de investigación en todos y cada uno de los complejos arqueológicos afectados, a saber: Risco Caído. Risco Chapín, Mesa de Acusa y Sierra del Bentayga. Quiero compartir con ustedes también la satisfacción que me produce como presidente del Cabildo de Gran Canaria, el que este proyecto se haya desarrollado de una manera transversal e integrado por todas las consejerías del gobierno insular, por los municipios afectados, Artenara, Tejeda, Gáldar y Agaete y en perfecta coordinación con la Dirección General de Patrimonio Cultural del Gobierno Canario. Así se garantizó siempre la incorporación de las perspectivas jurídica, territorial, arquitectónica, cultural, económica y social en las actuaciones realizadas.

Pero probablemente lo que más satisface al presentar esta solicitud de inclusión en la lista indicativa de estos espacios sagrados de montaña, es que se trata no solo de una solicitud avalada por dos instituciones representativas, como son el Gobierno Canario o el Cabildo de Gran Canaria, sino que es una solicitud de la sociedad grancanaria y canaria en general, expresada en los medios de comunicación, en las redes sociales, en los apoyos de la sociedad civil organizada, en los acuerdos de las dos universidades canarias y de todos los ayuntamientos de la isla. Afortunadamente la sociedad ha comprendido la enorme trascendencia de lo que hoy debatimos aquí y se siente implicada.

La revalorización social de nuestro patrimonio histórico y su proyección internacional es coherente con el modelo de isla que deseamos transformar. Estamos comprometidos con un modelo de ecoisla que haga de la sostenibilidad su seña característica. La recuperación del sector primario, el cambio energético, la diversificación económica, la innovación tecnológica, un nuevo modelo turístico que valore el conjunto de nuestro territorio, la participación ciudadana, son los vectores de progreso por los que trabajamos.

Estoy seguro que entienden ahora mejor la importancia del papel que juega nuestro bagaje cultural en la consideración y la autoestima de un pueblo atlántico y tricontinental como el nuestro, que quiere ganar el siglo XXI. Vivimos Risco Caído y los espacios sagrados de montaña como una joya que tenemos la obligación de preservar y ofrecer a la Humanidad para que investigue, conozca y disfrute con estas señas únicas de la evolución de esta misma Humanidad. Gran Canaria abierta y solidaria con la historia de la civilización.

Estas maravillas no son una mercancía. Son rastros de nuestro ADN que el esfuerzo de algunos investigadores, el respeto de sus vecinos y la confluencia de los astros nos han permitido rescatar y llegar a tiempo de sellar el compromiso de que lo valore y proteja la humanidad . Deseamos contribuir humilde, pero firmemente, a que la cultura de los antiguos canarios de Gran Canaria y, por extensión, de Canarias se afiance como nuevo paradigma mundial de las culturas del pasado en el planeta. Por su excepcionalidad y por el papel que tuvo en alguno de los grandes contextos de la historia mundial como en la expansión de las grandes civilizaciones mediterráneas y en la expansión europea con la conquista de las islas.