Portada Antonio Morales


UN MODELO DE FUTURO PARA GRAN CANARIA

Vivimos en una isla, con todas las oportunidades y las fragilidades que eso supone. La situación geográfica, el clima, la belleza y la riqueza de nuestro territorio, las capacidades de nuestra gente, el desarrollo de nuestras infraestructuras y el potencial turístico son nuestras grandes fortalezas.

Queremos que Gran Canaria sea una ecoísla, la isla de nuestra vida, donde las personas tengan reconocidos sus derechos, desarrollar las iniciativas que nos permitan crecer de una manera sostenible, disfrutar de un medio ambiente y un paisaje únicos y compartir una identidad y unos valores que nos hagan originales y solidarios.

Tenemos un modelo de futuro para Gran Canaria. Las elecciones de 2019 representan una oportunidad para seguir desarrollándolo en el gobierno del Cabildo de Gran Canaria. Queremos avanzar hacia esos objetivos que todas y todos soñamos y que están cerca porque ya hemos puesto los cimientos que lo hacen posible. Un programa ligado a los logros y avances que se han conseguido durante este mandato.

Hace cuatro años las grancanarias y grancanarios nos dieron su confianza para desarrollar desde el gobierno del Cabildo de Gran Canaria un proyecto de transformación de la isla que la hiciera más justa, sostenible, moderna y dinámica. Hemos cumplido el compromiso que asumimos y con esa confianza nos ilusiona proponer ahora un nuevo programa para completar la tarea iniciada y avanzar hacia la ecoísla que está haciendo de Gran Canaria una referencia de progreso, justicia social y desarrollo sostenible.

Por primera vez en la historia reciente de la isla, el Cabildo ha contribuido de manera decisiva junto a la sociedad civil a cambiar el modelo de desarrollo económico de Gran Canaria. Hemos situado el desarrollo de la economía azul (acuicultura, biotecnología marina) en un lugar preferente y con recursos económicos y humanos. Nuestra campaña de promoción del producto local Gran Canaria Me Gusta lo ha impulsado como nunca y todo ello en estrecha colaboración con el sector gastronómico. Hemos pasado de un 10% a un 20% de consumo de productos procedentes de nuestro sector primario. También hemos desarrollado el sector audiovisual atrayendo un ingente número de rodajes de películas y series de televisión a la vez que se han instalado en la isla empresas de animación. Hemos formado a nuestro talento grancanario en animación 2D y 3D que, por fin, desarrolla su proyecto profesional en la isla.

Hace cuatro años nadie sabía lo que era un proyecto de isla inteligente. Hoy en día, finalizamos esta legislatura con proyectos de big data y digitales en gestión del agua, del transporte, así como incendios y emergencias. Todo ello contribuye a mejorar la lucha contra el calentamiento global, un reto que, ahora sí, se encuentra en la agenda política del Cabildo. Y lo hemos demostrado instalando la mayor red pública de puntos de recarga para vehículos eléctricos, implementando las primeras plantas fotovoltaicas, iniciando las ayudas para instalar fotovoltaica de autoconsumo en viviendas particulares, luchando contra la penetración del gas y creando un modelo de referencia de implantación de las renovables con la central hidroeléctrica de Chira Soria como eje integrador, iniciando los primeros proyectos de parques eólicos del Cabildo, duplicando la superficie de cultivo ecológico, repoblando nuestros montes…

Por primera vez, Gran Canaria tiene una estrategia compartida con los 21 municipios de la isla en la lucha contra el cambio climático. Hemos dotado de presupuesto y recursos humanos la elaboración de Planes de Acción para el Clima y la Energía Sostenible. Y ya son 10 los municipios con Planes para reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero y mejorar su adaptación al cambio climático. Y, por supuesto, contando con la participación de la ciudadanía en este y en otros ámbitos de actuación.

Con el esfuerzo de todos hemos sentado las bases de un tiempo nuevo donde las personas son el centro de nuestras políticas, donde el desarrollo se afianza sobre pilares sostenibles y en el que los valores democráticos de igualdad y solidaridad inspiran nuestra tarea. El Cabildo está liderando esta apuesta por dinamizar una isla donde es atractivo vivir. Y compartimos el protagonismo con los ayuntamientos, las organizaciones sociales y empresariales, las ONG y el tercer sector. El impulso de los ODS (Objetivos del Desarrollo Sostenible) será un marco de referencia en todas las actuaciones insulares.

Para cumplir con nuestros compromisos se han multiplicado las iniciativas con más de dos mil actuaciones en todo el territorio, aumentaron las inversiones superando los mil millones en este periodo y se ha colaborado estrechamente con los municipios para mejorar el bienestar de todos. El Cabildo de Gran Canaria ha estado al lado de las organizaciones más dinámicas para impulsar la recuperación del sector primario, para mejorar el tejido industrial, para revalorizar la producción y el consumo de nuestros productos, para apoyar al sector turístico a promocionar un destino de excelencia, para colaborar con la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria en la extensión de la investigación, de la innovación y del talento que produce o potenciar nuestra presencia en los mercados exteriores y la internacionalización de nuestras empresas.

Cientos de proyectos en todas las áreas están contribuyendo a revitalizar a nuestra isla y facilitar que aumenten las oportunidades de crecimiento y progreso para quienes vivimos aquí. Pero es hora de mirar hacia nuevos retos, ante los compromisos que deseamos afrontar juntos en los próximos años. Por eso tenemos claras las estrategias fundamentales que queremos acometer, si renovamos la confianza de la ciudadanía, para avanzar hacia ese gran objetivo que es convertir a Gran Canaria en la ecoísla inteligente que garantice nuestros derechos sociales, ecológicos, económicos y culturales.

Vivimos en una isla, con todas las oportunidades y las fragilidades que eso supone. La situación geográfica, el clima, la belleza y la riqueza de nuestro territorio, las capacidades de nuestra gente, el desarrollo de nuestras infraestructuras y el potencial turístico son nuestras grandes fortalezas. Las principales dificultades que debemos afrontar son los niveles de desigualdad y desempleo que seguimos padeciendo, aunque estamos empeñados en reducirlos. Y el otro propósito que debemos encarar de manera proactiva es la lucha contra el cambio climático.

Para ganar esas grandes apuestas debemos desarrollar en todas las dimensiones el gran proyecto de que Gran Canaria sea una ecoísla. Y ese objetivo engloba tres grandes dimensiones: el reconocimiento de todos los derechos sociales para vivir en una isla justa donde se garantice el derecho al empleo, a una renta digna, a la vivienda y a la atención de las personas dependientes. Esta isla necesita ser también emprendedora y dinámica en su desarrollo económico para poder generar la riqueza que nos permita una distribución equilibrada para atender a los derechos de las personas. Para que sea posible debemos garantizar un desarrollo sostenible a través de la soberanía energética, alimentaria e hídrica, de la reforestación y conservación de nuestro territorio, del impulso a la economía circular, del crecimiento de la agricultura y la ganadería.

Y en esta isla renovada y sostenible debemos asumir además cuatro compromisos transversales que se concreten en todas las áreas y actuaciones del gobierno del Cabildo. Trabajaremos para que la igualdad de género se aplique en todas las decisiones y consiga de esa manera la igualdad real de mujeres y hombres. Impulsaremos una sociedad tecnológicamente innovadora y donde la cultura digital se generalice para aprovechar las posibilidades de la sociedad del conocimiento. Para avanzar necesitamos profundizar en los valores públicos y reconocer y sentirnos orgullosos de nuestra condición como grancanarios y canarios con una cultura que nos define y enriquece al mundo. Y para conseguir este modelo debemos extender una gobernanza inteligente y una gestión eficiente para aprovechar los valiosos recursos humanos disponibles, modernizar el funcionamiento y cumplir así mejor los grandes retos con los que estamos comprometidos. Un proyecto democrático, identitario y de progreso para Gran Canaria en el que necesitamos a todas las personas y deseamos que se sumen.

Los logros conseguidos en este mandato y las 450 propuestas de futuro que hemos diseñado, y que presentamos el pasado miércoles, nos sitúan como la garantía de un gobierno de progreso para Gran Canaria. No nos conformamos con lo conseguido hasta ahora. Todavía hay nuevas metas que alcanzar, porque sabemos que aún hay mucha gente que aspira a mejorar su vida y la de las generaciones futuras, y cuenta con nosotros para conseguirlo. Por eso les pido que nos sigan apoyando en este proyecto colectivo para ganar el futuro de Gran Canaria.

LA CRISIS DE LA SOCIALDEMOCRACIA

La socialdemocracia ha tenido tantos enemigos dentro como fuera.

Los dirigentes de los partidos socialdemócratas en la mayoría de los países europeos han ido virando hacia políticas liberales y privatizadoras.

La profunda crisis que está viviendo el PSOE, que tuvo uno de sus capítulos más penosos el pasado fin de semana durante la reunión de su Comité Federal, no puede reducirse a una lucha de poder.

Más allá de las peleas entre el anterior secretario general y los varones y de las interferencias de los poderes económicos para intentar que el PSOE deje que Rajoy no abandone la Moncloa, conviene hablar del problema de fondo: cuál es el proyecto del PSOE.

No quiero entrar en la vida interna  ni en las  luchas de poder del partido que hasta ahora ha representado la ideología socialdemócrata en España, porque entiendo que se trata de algo de más calado que sobrepasa el ámbito estatal. La realidad es que la socialdemocracia en Europa  vive una situación de crisis desde hace décadas que se ha agudizado desde hace unos años con las políticas de austeridad de Bruselas.

Si realizamos un repaso histórico, nadie puede negar el importante papel que jugó la socialdemocracia europea en la segunda mitad del siglo XX en la extensión del Estado de Bienestar en la mayoría de los países de Europa occidental.

También es cierto que en esa época del telón de acero hubo factores externos. Tras la Segunda Guerra Mundial,  los países de Europa Occidental temieron que la simpatía hacia los partidos comunistas pudiera crecer si los trabajadores se veían privados de unos derechos que la URSS, una referencia de economía planificada, garantizaba a la clase trabajadora.

Los sindicatos aprovecharon ese temor de las burguesías para exigir más derechos. Así nació el Estado de Bienestar. Se ampliaron los derechos laborales y sociales. Para las organizaciones marxistas el capitalismo  presentaba con esto un “rostro humano” que solo quería frenar la revolución. Para los partidos socialistas: los derechos sociales y la libertad convertían a los países de Europa Occidental en una sociedad mejor para la clase trabajadora que la que ofrecían los países comunistas.

Pero en  la década de los 80 del siglo XX, con el ascenso al poder de Margaret Thatcher en el Reino Unido y Ronald Reagan en Estados Unidos, se produjo el auge del neoliberalismo.

Thatcher inició una guerra contra los sindicatos y los derechos de la clase trabajadora, mientras Reagan emprendía una guerra real en su “patio trasero”, en Latinoamérica, y promovía intervenciones militares y apoyos económicos a grupos paramilitares que se rebelaban contra los gobiernos que consideraba aliados de la URSS: Nicaragua, Guatemala, El Salvador…

Con Thatcher y Reagan en el poder se fue más allá del anticomunismo, creían que también los partidos socialdemócratas y los sindicatos eran enemigos de la libertad, abrazaban la doctrina del ultraliberal Friedrich Hayek y rechazaban cualquier intervención de los gobiernos en la economía. La consigna era que en el mercado y la privatización de los servicios públicos y de la banca estaba la  solución a todos los problemas.

Aquellas políticas de privatizaciones y la desregulación del sistema financiero que desde entonces han estado promoviendo el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial han provocado en las últimas décadas importantes crisis económicas en Asia, Latinoamérica, Estados Unidos y Europa.

Y los mismos ultraliberales que rechazaban la intervención del Estado en la economía cuando no paraban de aumentar los beneficios de la banca y las grandes corporaciones, son los que utilizan el dinero público para salvar a los bancos y las grandes empresas cuando las cosas van mal dadas.

Pero la socialdemocracia ha tenido tantos enemigos dentro como fuera. Los dirigentes de los partidos socialdemócratas en la mayoría de los países europeos han ido virando hacia políticas liberales y privatizadoras.

En Gran Bretaña la llamada Tercera Vía inspirada en los postulados del sociólogo Anthony Giddens fue asumida por Tony Blair durante su etapa al frente del Partido Laborista y del Gobierno británico.

Esta misma semana Felipe Sahagún escribía en El Mundo sobre las consecuencias de ese viraje hacia el neoliberalismo: “La recuperación de los socialdemócratas en la segunda mitad de los 90 abrazando el neoliberalismo de la llamada Tercera Vía les permitió en 1999 llegar a gobernar en solitario o en coalición en 13 de los entonces 15 miembros de la Unión Europea, pero el encantamiento duró poco.

Su reconversión les costó muchos votos y esa pérdida contribuyó a derrotas sucesivas en los 15 últimos años en Alemania, Suecia, Polonia, Italia, Holanda, Francia, el Reino Unido en 2010, España en 2011, 2015 y 2016, Portugal en 2011, y Finlandia y Dinamarca en 2015.

La hemorragia continúa y la crisis en el PSOE español es sólo un nuevo eslabón de la cadena.” En el caso británico se viven vientos de cambio; el partido laborista británico tiene como líder desde septiembre de 2015 a Jeremy Corbyn, un antiguo sindicalista de izquierdas que se opuso a la guerra de Irak que colideró su antiguo compañero Tony Blair.

El profesor de la Universidad de La Laguna, Roberto Rodríguez Guerra, sitúa la crisis de la socialdemocracia a finales de los 60 y principios de los 70 del siglo pasado, antes de la llegada de Tony Blair al poder.

En un artículo titulado “Del psoecialismo electoral español” señala que “poco a poco se va abandonando la confianza en aquel importante papel interventor y asistencial que se concedía al Estado o, lo que es lo mismo, por este camino la  propia socialdemocracia europea no solo se olvida en realidad de la creación y desarrollo del Estado de Bienestar sino que –lo que es aún peor- contribuye decisivamente «a desmontar lo antes construido: el Estado de Bienestar». Cierto es que detrás de todo ello está la crisis económica de los setenta y los noventa, el Consenso de Washington, el Tratado de Maastrich, el Consenso de Bruselas  o, en suma, la más que notable hegemonía neoliberal.”

Dejemos la historia, situémonos en el presente. ¿Cuáles son los retos de la socialdemocracia? Lo primero debería ser diferenciarse de los neoliberales en las prácticas políticas. No se pueden criticar en España las políticas de austeridad que se apoyan en Bruselas, y que además son aprobadas por comisarios europeos que militan en partidos socialdemócratas.

Un estudio de la organización “Vote Watch Europe”  que estudia los comportamientos en el Parlamento Europeo señala que el PSOE y Ciudadanos coinciden en el 84% de las votaciones en la Eurocámara, el PP y el PSOE están de acuerdo en el 75% de las ocasiones mientras que  el PSOE y Podemos solo han coincidido en el 57% de los casos.

Los socialdemócratas deben demostrar que lo son en su práctica política: combatiendo las políticas de austeridad, defendiendo el Estado de Bienestar, considerando los derechos sociales como prioritarios frente a los intereses del capitalismo financiero, combatiendo el fraude fiscal, defendiendo lo público frente a las privatizaciones de la sanidad y la educación… cuestionando el tratado de libre comercio…

Estas políticas son imposibles teniendo al Partido Popular como compañero de camino. Por eso entendemos y compartimos el No del PSOE a Mariano Rajoy y llamamos a un pacto amplio por la regeneración democrática.

En Canarias también defendemos que el PP no entre en el Gobierno canario. CC y PP suman 30 escaños, los mismos que PSOE, Podemos, Nueva Canarias y la Agrupación Socialista Gomera. La suma de votos es notablemente superior con las siglas de izquierdas que la que da Coalición Canaria con el PP. ¿Seguirán los socialistas canarios mirando como único socio posible a Coalición Canaria, un partido del que no se fían?¿Están dispuestas las fuerzas que se dicen progresistas y socialdemócratas  a plantear una alternativa de progreso a los partidos conservadores que más tiempo han estado gobernando Canarias?

Y ya puestos a lanzar preguntas ¿serán capaces los dirigentes del PP de Canarias de aplicar en las islas la receta que tanto recomiendan en Madrid y dejar que lidere el Gobierno canario el partido más votado, o sea, el PSOE?

En el Cabildo de Gran Canaria hemos demostrado que tres partidos diferentes que defienden el Estado de Bienestar y la justicia social se pueden entender y pueden gobernar juntos. Lo dice el refranero popular: obras son amores y no buenas razones.