Portada Antonio Morales


EL LASTRE DEL GAS

Las gasistas y los que le siguen el juego se resisten como gato panza arriba. Y quieren seguir apurando la burbuja, tirando de las ayudas públicas y encareciendo la electricidad frente a la producción de las renovables

El pasado 5 de julio Carmen Monforte publicó un artículo, profundamente esclarecedor, en Cinco Días sobre la situación en España de la generación de energía con gas. Textualmente, la periodista, una referencia en el conocimiento del mundo energético, afirma que “siete plantas (las de ciclo combinado, como las que tenemos en Canarias para producir energía) funcionaron el año pasado por debajo del 1% de su capacidad. De estas, cuatro lo hicieron cero horas (las de Gibraltar 1, Castejón 2, Palos 3 y Tarragona, si bien, esta se encuentra en proceso de desmantelamiento) y otras tres, por debajo del 1 %: El Fangal 1 (el 0,1 %); Escatrón Peaker (0,2 %) y Palos 1 (0,7 %). Aunque estuvieron acopladas por encima de dicho porcentaje, funcionaron al ralentí, indica un técnico. Solo el ciclo combinado de Málaga, propiedad de Gas Natural (ahora denominada Naturgy) trabajó el año pasado con un factor de carga del 50 %. Ninguna otra supera ese porcentaje y más de la mitad no alcanzó ni la media del 15,5 %”. Según Red Eléctrica, el porcentaje medio de funcionamiento a máxima potencia de las 50 centrales de ciclo combinado que existen en España fue de apenas un 15,5 % en 2017.

Pero el problema se ha agravado ya que al inicio de este mes de julio, estas centrales –sigo el hilo de la información de Carmen Monforte- “han dejado de cobrar uno de los incentivos que forman parte de los llamados pagos por capacidad, concretamente el que reciben por estar disponibles”, unos 150 millones de euros anuales que pagábamos todos los consumidores. Siguen recibiendo otro incentivo, el de la inversión, pero se les pone muy cuesta arriba competir con las renovables.

Las centrales que funcionan con gas se utilizan poco pero han cobrado siempre por estar disponibles, mientras denunciaban una y otra vez que las energías limpias recibían primas. Y cobraban por dos vías: por disponibilidad y como incentivo a la inversión. Como apunté, desde el 1 de julio ya no perciben ayudas por la disponibilidad, y  en el 2013, las ayudas a la inversión se redujeron a menos de la mitad, de 28.000 euros MW/año a 10.000 Euros MW/año. A cambio, se duplicó el periodo durante el cual podrían cobrarlas.

Según la experta periodista, “la mitad de las regasificadoras españolas reciben menos de dos buques al mes”, lo que las hace absolutamente inviables: “dado que se trata de una actividad regulada, hay quien defiende que las descargas de buques deberían concentrase en las más productivas (Bilbao, Barcelona y Huelva) y que las demás o parte de las demás se hibernen”. En realidad las térmicas españolas se han depreciado por un valor de 4.900 millones.

En los últimos años las empresas del sector han intentado cerrar distintas plantas ante la negativa del Gobierno del PP. Red Eléctrica llegó a afirmar que habría que cerrar al menos 10 en España. Recuerden que la de El Musel en Gijón ni siquiera se ha puesto en marcha desde su inauguración. Permanece hibernada sine die. Según Cinco Días, “el exceso de capacidad del sistema eléctrico y la competencia de las energías renovables y el carbón han dejado casi fuera del mercado la generación con gas natural por ser la más cara. La burbuja de ciclos combinados que se produjo en el primer lustro del milenio provocó que en un solo año, el del 2005, se inaugurara una central cada mes”. Se invirtieron en regasificadoras y ciclos combinados más 25.000 mil millones de euros y obligó al estado a desequilibrar su balanza exterior acudiendo a comprar el gas y  el fuel en el exterior con un gasto de más de 45.000 millones anuales.

Mientras, ya saben: eliminaron las primas a las renovables con carácter retroactivo (lo que hace que España esté perdiendo pleitos internacionales que reclaman indemnizaciones millonarias), suprimieron las ayudas al sector eólico y fotovoltaico mientras mantenían las del gas, las del carbón, etc y cercenaron de un tajo las posibilidades de democratizar la energía con el autoconsumo inventándose un impuesto al sol disuasorio.

Pero las gasistas y los que le siguen el juego se resisten como gato panza arriba. Y quieren seguir apurando la burbuja, tirando de las ayudas públicas y encareciendo la electricidad frente a la producción de las renovables cada vez mucho más baratas frente a la generación de energía con petróleo  o con gas.

Y se inventan entonces la transición energética. La necesidad del gas para hacer esa transición innecesaria sobre todo en sistemas aislados como el canario. Y se pone en marcha una maquinaria continua, a piñón fijo, para vendernos las bondades de ese combustible fósil, Y para anatemizar (algunas organizaciones empresariales (CCE, Círculo de Empresarios, Asinca… algunos empresarios, algún partido entregado…) a los que defendemos, como apuntan numerosos estudios, que en Canarias no es necesaria ninguna transición costosa y paralizante hacia las renovables a través del gas. Que tenemos sol y viento suficientes para, apoyados en saltos de agua, parques automovilísticos eléctricos, el avance tecnológico de las pilas de almacenamiento y el autoconsumo, poder incorporarnos cuanto antes a ese modelo de generación con renovables que aspiramos.

Andrés Seco publicó a mitad de junio –después de que La Provincia le manipulara una entrevista para hacer ver que defendía el gas como transición para Canarias- un artículo en el que nos decía que Uruguay pasó de las energías fósiles a un 95 % de renovables en 10 años. Y que la planta de gas que Uruguay previó como transición está paralizada. Que para Canarias –que emite más CO2 que Uruguay, o Chipre y Malta juntas- “debe aplicarse la metodología europea de análisis coste-beneficio (Entso-e CBA) a todas y cada una de las inversiones a realizar en instalaciones cuya vida útil superará ampliamente el periodo transitorio”.

Es lo mismo que afirma una y otra vez la Comisión Nacional del Mercado y la Competencia (CNMC). Hace unos meses emitió un informe contundente. Nada justifica la implantación del gas en Canarias ni la construcción de regasificadoras: no existen ni estudios económicos ni clientes que compren esa energía. Más claro agua. Pero es que hace unos días, en un foro al que se le invitó en Las Palmas de Gran Canaria, el presidente de la CNMC insistió en que ese proyecto de implantación del gas en nuestro archipiélago supone costes superiores a los ingresos previstos. Y fue muy contunde al afirmar que su oposición a la construcción de la regasificadora de Tenerife es porque “nosotros solo nos sentimos incómodos cuando se intentan socializar las pérdidas” y que la propuesta de Granadilla va a aumentar el déficit del sistema gasista y que entonces “ni los españoles ni los canarios tiene por qué asumir ese sobrecoste”. Es decir, que no se presta a un negociete sin justificación que pagaremos todos. Blanco y en botella…

La ministra de Transición Ecológica acaba de afirmar, con respecto a la utilización del gas y a la creación de grandes infraestructuras gasistas, que “ojo con pasarse con el gas” y que es necesario que nos hagamos siempre, frente a la utilización de este combustible fósil, las preguntas de “qué, para qué, cuándo y hasta cuándo”.
Y nos intentan también vender la burra de que es más limpio cuando su fuga a la atmósfera lo hace más dañino incluso que el dióxido de carbono (CO2), pues el gas metano –que compone 95 % de este energético–, es un agente contaminante 84 veces más potente que el CO2 y su contribución al  calentamiento global es mucho mayor. Son las emisiones fugitivas de metano sin quemar, básicamente las que se van cuando se le hace mantenimiento a la tubería, fugas de tanques o que los quemadores (en la industria petrolera) no consumen completamente el gas y se fugan directamente a la atmósfera.

Eso ha hecho que haya surgido en los últimos días en España la red  Gas no es Solución que, entre otras cosas, plantea que “las grandes empresas y lobbies que promocionan el modelo gasístico son contrarias a una transición energética democrática y participada activamente por la ciudadanía. Las propuestas de la transición deben dar respuesta a las necesidades de las poblaciones locales y al mismo tiempo preservar el patrimonio y los recursos naturales, eliminando los impactos negativos que padecen los territorios de extracción, transporte y consumo de gas. Ejemplos como el almacén Castor o Doñana, el gasoducto MidCat, las centrales de ciclo combinado, las plantas de regasificación del Musel (Gijón) y Mugardos (Ría de Ferrol) o las proyectadas como la de Granadilla (Tenerife), y la gran proliferación de permisos de investigación de shale gas o gas de lutita, obtenido mediante la técnica de la fractura hidráulica fracking, constituyen una fuente de conflictos ambientales y sociales que perjudican a las economías locales…”.

Y le da la razón el avance del Inventario de Emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) de la Comisión Europea correspondiente al 2017 que nos dice que las emisiones de gases de efecto invernadero en España alcanzaron los 338,8 millones de toneladas de CO2 durante el año pasado, lo que supone un aumento de un 4,4 % respecto al 2016 y el mayor aumento interanual desde el 2002, debido a un crecimiento de un 18,8 % de las emisiones procedentes de la generación de electricidad por la mayor producción en centrales de carbón y ciclos combinados, unido a una caída de un 49 % en la producción hidráulica en un año marcado por la sequía.

En fin, que les importa un comino todo esto a los que prefieren la especulación al interés general. Por eso les da mucha rabia y nos atacan cuando se alzan voces e instituciones oponiéndonos porque el gas ni es más limpio, ni es más barato, ni es transición sino un lastre.

DISCRIMINACIÓN Y FRENO A LAS RENOVABLES

Esta decisión del Gobierno del Estado supone una discriminación en perjuicio de los productores canarios con respecto a los del resto de país

La implantación de las energías renovables en nuestras islas para la producción de electricidad es una necesidad urgente si queremos cumplir con los objetivos de la Unión Europea, orientados principalmente a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, y para romper nuestra dependencia casi absoluta del exterior. Una medida especialmente eficaz para estimular su implantación ha sido la instauración de incentivos a los promotores. La Ley 24/2013, del sector eléctrico, regula en su artículo 13 y siguientes los aspectos económicos del sistema eléctrico, reconociendo la necesidad de compensar los costes adicionales de la generación convencional en los territorios no peninsulares.

La retribución de las plantas generadoras, que formalmente se denomina “régimen retributivo específico”, se calcula con los mismos criterios para todo el Estado y se ha venido liquidando con regularidad por la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia. En el caso de las islas, la generación a partir de fuentes renovables no solo no genera extracostes al sistema eléctrico (puesto que tiene la misma retribución que la generación en territorio peninsular), sino que, al sustituir a la energía convencional que deja de ser generada, disminuye el montante de la compensación que tiene que abonar el sistema eléctrico por los costes adicionales de la generación convencional en territorios no peninsulares, amén de contribuir a la mejora del medioambiente y de hacernos avanzar hacia la soberanía energética.

Los productores de energía renovable de Baleares y Canarias se han llevado una desagradable sorpresa al recibir la primera liquidación del año 2017 porque han cobrado la mitad de lo previsto, lo que se ha hecho de manera implícita, poco transparente, además de injusta. Una vez más, el Ministerio de Energía ha cambiado las reglas del juego en medio de la partida modificando el mecanismo retributivo fuera de la Península y, de este modo, una mitad del pago que les correspondía se queda pendiente hasta que el Ministerio de Hacienda aporte su contribución sobre los sobrecostes de la electricidad, algo que resulta incoherente porque, como comentaba anteriormente, las renovables no tienen sobrecostes. Pero, por la aplicación de la orden de tarifa y del Real Decreto 738/2015, que regula  la producción de energía eléctrica en los sistemas eléctricos de los territorios no peninsulares, se ha establecido la equiparación de la retribución a la producción de energía mediante fuentes renovables, con la retribución a la generación convencional en los territorios no peninsulares, de modo que ahora la generación eléctrica por renovables está en las mismas condiciones que la generación convencional.

Esta decisión del Gobierno del Estado supone una discriminación en perjuicio de los productores canarios con respecto a los del resto de país. Gracias a los incentivos a la generación con energías renovables en Canarias existen actualmente 1.599 plantas generadoras que, en su práctica totalidad, son instalaciones fotovoltaicas (1.533) y eólicas (58). Además, la mayor parte de instalaciones fotovoltaicas son pequeñas plantas de 100 Kw o menos, en las que participa un gran número de pequeños ahorradores a los que se les dijo, para animarles a invertir,  que ésta era una inversión respaldada por el Estado.

Pero sigamos con el mencionado Decreto, que invoca la disposición adicional decimoquinta de la ley para, en contra de lo que la propia ley establece, vincular a los Presupuestos Generales del Estado la retribución de la generación con fuentes renovables en territorios no peninsulares, como si fuera un extracoste más cuando, como se ha reiterado, esta generación no sólo no provoca costes adicionales, sino que los disminuye.  Este error se mantiene en la Orden ETU/1976/2016, por la que se establecen los peajes de acceso de energía eléctrica para 2017, que incluye en el apartado 1 de su disposición adicional tercera lo siguiente: “… el extracoste de la actividad de producción en estos sistemas (en los archipiélagos),(… ), incorporará las cuantías correspondientes de los costes de generación para las instalaciones con derecho a la percepción del régimen retributivo específico”, con lo que de nuevo considera “extracoste” un concepto que no es tal. Y esta idea conceptualmente errónea se recalca en el apartado 2:“… el órgano encargado de las liquidaciones del sector eléctrico incorporará como extracoste de la actividad de producción en los sistemas eléctricos de los territorios no peninsulares, las partidas correspondientes de los costes de generación de las instalaciones con derecho a la percepción del régimen retributivo específico“.

 

La aplicación del Decreto y de la Orden referidos, que contradicen la Ley del sector eléctrico, tiene dos consecuencias perversas: Consideran la retribución de las instalaciones renovables en las islas como extracostes, cuando la Ley le otorga la misma consideración que las instalaciones equivalentes en la Península, dado que tienen el mismo régimen retributivo y no generan costes adicionales en el sistema. Y se crea una situación de agravio comparativo y discriminación evidente de los productores insulares con respecto a los peninsulares, a pesar de que la Ley establece en su artículo 14.2 que la retribución debe basarse en criterios no discriminatorios:“ La retribución de las actividades se establecerá reglamentariamente con criterios objetivos, transparentes y no discriminatorios …”

La consiguiente vinculación a los Presupuestos Generales del Estado (PGE), del 50 por ciento de la retribución de las instalaciones de energías renovables en las islas, que podría parecer una garantía para estos productores de energía, se ha tornado en un grave perjuicio para muchos pequeños ahorradores.  Esto es así porque, de acuerdo con el informe elaborado por la Asociación Nacional de Productores de Energía Fotovoltaica (ANPIER), la parte a cobrar con cargo a los PGE  puede sufrir retrasos de aproximadamente dos años, por los complejos trámites que tiene que superar.

Este retraso en el cobro de la retribución va a provocar problemas muy serios de tesorería en la mayor parte de las 1.600 instalaciones existentes en Canarias, hasta el punto de que muchos de sus titulares no podrán hacer frente a sus obligaciones de pago y podrían verse abocados a abandonarlas o malvenderlas. Hay que tener en cuenta que muchas plantas están en periodo de amortización, por lo que mantienen cargas importantes en las entidades bancarias, a las que no podrán responder, por lo que las instituciones financieras deberán proceder a ejecutar las garantías de los préstamos, entre las que estará la propia instalación de generación. Pero las repercusiones de este nuevo procedimiento de pago de la retribución a las instalaciones de energías renovables en las islas no sólo se concretan en los gravísimos perjuicios económicos que van a sufrir los pequeños inversores de estas instalaciones, sino que también se pone en riesgo el mantenimiento de buena parte de la generación eléctrica de origen renovable en Canarias, que podría terminar abandonada, en manos de las entidades financieras o malvendida a grandes inversores que tengan suficiente capacidad financiera.

De acuerdo con los datos aportados por ANPIER, la parte de la retribución a las instalaciones de energías renovables en los territorios no peninsulares que se cargará a los PGE asciende a unos 140 millones de euros. Esta cantidad, que  es muy elevada desde el punto de vista de los productores afectados, para los que,  un retraso en dos años en cobrar la parte correspondiente podría significar la ruina, para el sistema eléctrico nacional resulta una cantidad irrisoria. Si se tiene en cuenta que el coste del sistema asciende a unos 17.000 millones de euros, los 140 millones de euros que suponen la parte de la retribución de las plantas de energías renovables en las islas que se financia con cargo a los PGE, apenas representan un porcentaje ínfimo.

Se nos discrimina una vez más. Las protestas del sector y del Cabildo de Gran Canaria, que anunció una moción para el pleno ordinario de mayo, consiguieron que el Ministerio de Energía pagara hace unos días la deuda de 250 millones acumulada desde principios de año, pero no la modificación de la legislación. Todo sigue igual. Es absolutamente necesaria la reforma de la legislación y que se siga haciendo frente a los pagos a cuenta de las cantidades que correspondan a los productores insulares, al margen de la regularización y liquidación que la CNMC realice con cargo al PGE, con el fin de no discriminar a los productores insulares respecto a los del resto del territorio del Estado. Y quedan más cosas, desde luego: acabar con la inseguridad jurídica y con todos los peajes del autoconsumo; liberar para la desalación de agua la paridad entre potencia de generación instalada y potencia instalada de consumo; diferenciar las subastas para Canarias de las peninsulares; acabar con las servidumbres aeroportuarias obsoletas… Estamos en un momento idóneo para hacerlo posible y Nueva Canarias lo ha incluido en las negociaciones con el PP para la aprobación de los presupuestos. Sería un logro extraordinario. No hay otro camino para romper la dependencia exterior, luchar contra las emisiones, abaratar los costes, democratizar la energía…

 

LA ESTAFA DEL MERCADO ELÉCTRICO

Lo incontestable es que las renovables son mucho más baratas y la eólica ante la falta de viento ha bajado su aportación al sistema

A la hora de escribir este artículo (martes día 24 de enero, por la tarde) el precio de la electricidad para los consumidores del mercado mayorista se acercaba a los 99 euros por megavatio hora. Todo apunta a  que durante la semana el coste se elevará hasta superar los 100 euros, cifra que no se alcanza, ni de lejos, desde 2013, cuando el ministro Soria se vio forzado a suspender las subastas que marcaban hasta entonces el precio de la energía ante la sospecha de una burda manipulación del sistema. Se optó entonces por eliminar la fórmula de las subastas trimestrales (en manos de fondos de inversión) y sustituirla por la que tenemos en estos momentos que establece la cotización del kilowatio cada hora. Se fabricó en aquella ocasión –ante el escándalo que supuso el aumento de las tarifas sospechosamente manipulado- una propuesta que solo se trataba de un puro maquillaje. La realidad es que han vuelto a las andadas. Que el cambio de propuesta no corrige los desmanes.

Y empieza en esta ocasión el Gobierno de Mariano Rajoy a dar explicaciones y se enreda en un bucle de justificaciones caótico: que si las causas se deben a la ola de frío, que si Francia no está produciendo energía nuclear y no nos suministra energía (aunque en Francia no se está produciendo este incremento)…Y algo tiene que ver, pero no es lo sustantivo. Lo incontestable es que las renovables son mucho más baratas y la eólica ante la falta de viento ha bajado su aportación al sistema. Lo mismo sucede con la hidráulica afectada por la escasez de lluvias…Pero la razón principal está en el hachazo que el PP ha dado a las renovables en este país y en el fomento que han realizado en los últimos años del uso del carbón y del gas. Y de las plantas de ciclo combinado, muchas de ellas cerradas o con escaso nivel de producción. Con una eficiencia del 50% pero cobrando por su disponibilidad y marcando los precios. De locura. Solo para favorecer al lobbie que ha hecho una inversión multimillonaria en este tipo de plantas.

Lo he repetido en distintas ocasiones. Lo he denunciado. Me he opuesto –con mucha gente- a su introducción en Canarias. He dicho siempre que su suministro depende de lugares inseguros. Que su precio está referenciado con el petróleo. Que nos sigue haciendo dependientes del exterior. Que las renovables son mucho más baratas y endógenas… Y lo que está sucediendo en estos días nos viene a dar la razón: la causa principal de esta subida bestial de los precios de la energía se debe fundamentalmente al incremento de los precios del carbón y del gas (paralelo al del petróleo) y a problemas surgidos con Argelia a la hora de suministrar el gas a España. Vuelvo a repetir entonces que es una locura apostar por el gas para Canarias y no poner toda la carne en el asador para hacer posible que nuestro viento, nuestro sol, nuestra geotermia, nuestra aerotermia, nuestra biomasa, nuestra energía marina, nuestra central hidroeléctrica…nos permitan alcanzar las mayores cotas de soberanía energética y romper nuestra dependencia de los combustibles fósiles y de su suministro desde lugares poco fiables.

Y detrás de todo esto está el funcionamiento del mercado eléctrico mayorista: además de la tendencia del aumento del precio y sus problemas de suministro, especialmente importante en el caso del gas  y de que se han incrementado los costes de producción de las centrales de carbón y gas, el sistema de subasta que fija los precios es caótico de modo que el #pool# funciona de forma marginalista, lo que hace que las tecnologías entren por orden de coste y la última de ellas en participar, la más cara, marca el precio para el conjunto. Aunque la hidráulica o la eólica salgan al mercado a coste cero. Demencial.

Según un estudio de la Oficina Estadística de Bruselas, España tiene el quinto precio más elevado de la UE de electricidad de consumo doméstico, con 0,237 céntimos por kilovatio/hora en 2015, solo superado por el de Dinamarca, Alemania, Irlanda e Italia. Introduciendo la variable del poder adquisitivo de cada país, nuestro país sería el cuarto con energía más cara, y Portugal, Alemania y Rumanía ocuparían los tres primeros puestos de la lista.

España es, por otra parte y mientras cierra el grifo a las renovables, uno de los seis países de la UE que han incrementado su nivel de emisiones de gases de efecto invernadero con respecto a 1990, junto con Chipre, Malta, Portugal, Irlanda y Austria, mientras que en el conjunto de la UE la emisión de estos gases se ha reducido en los últimos doce años  en más de un 25%.

Y en el origen de todo aparece siempre un oligopolio montado por José María Aznar y Rodrigo Rato que vendieron a precio de saldo las grandes eléctricas españolas con el objetivo de privatizar el sector y, decían, liberalizar el mercado. Puro cuento. Hoy el mercado está en manos de un lobbie compuesto por cinco grandes eléctricas que son las que marcan las pautas y las que nos llevan a situaciones como las que estamos viviendo.  Para Sharon Beder , autora del libro “Energía y poder: la lucha por el control de la electricidad en el mundo” (Fondo de Cultura Económica), ningún país en el que se haya privatizado el sector eléctrico ha obtenido los beneficios esperados: “los precios se incrementan, los servicios se vuelven menos confiables, se producen apagones, hay menos inversión en infraestructura de generación y se pierden miles de empleos”. Según esta investigadora australiana y profesora universitaria de Ciencia, Tecnología y Sociedad: “la privatización puede ser considerada una estafa perpetrada para despojar a la sociedad de su legítimo control sobre un servicio público esencial. Es un truco concebido y ejecutado por grupos de poder que buscan beneficiarse del control privado”.

Y se diseñó entonces una estrategia para convencernos de que las renovables eran caras, que más de la mitad del recibo de la luz son impuestos (aunque una parte vaya a ellos). Que si estamos pagando las primas a las renovables… Y se inventan un déficit tarifario con sus amigos privatizadores (Aznar y Rato)…Y no citan los dineros recibidos por los costes de la Transición a la Competencia que no han devuelto, ni lo que cobran por disponibilidad, ni las sobreremuneraciones que perciben por la generación con nucleares e hidráulicas ya amortizadas… Ni que han ganado más de 50.000 millones de euros desde el inicio de la crisis. Y se olvidan, por supuesto de la pobreza energética, de las puertas giratorias…

Y de un plumazo, con su política energética, el PP ha acabado con la posición de liderazgo mundial de España en renovables. Ha roto con la garantía de suministro que supondría utilizar elementos autóctonos como el viento o el sol, frente a las fluctuaciones y a los riesgos geoestratégicos que implican el uso de los fósiles: el mismo Llardén, presidente de Enagás, reconocía no hace mucho que “ante una hipotética situación de inestabilidad en el norte de África, más del 55% de nuestras importaciones de gas natural podrían verse afectadas. Sin olvidar el riesgo geopolítico de Nigeria, país del que importamos el 20% de nuestro aprovisionamiento”.

Pero no es solo eso, el PP  con sus políticas anti-renovables ha permitido el continuo aumento de los precios de los combustibles fósiles que importamos, y que son cada vez más escasos, frente a la continua bajada de precios de las renovables, más baratas. También ha aniquilado una importante industria y un extraordinario nicho de inversiones (más de 100.000 millones) y ha hecho desaparecer más de 180.000 puestos de trabajo.  Y ha frenado un  importante escenario de exportaciones de tecnología, de investigación y desarrollo, y de abrir brechas para una nueva economía sostenible y potente… Y que decir del famoso impuesto al sol que ha impedido que miles de hogares puedan producir su energía a través del autoconsumo.

Igualmente han incumplido  con las directivas europeas y el  compromiso ético de poner coto a las emisiones de CO2, de metano, óxidos de azufre y de  nitrógeno, metales pesados, ozono troposférico, y otras sustancias tóxicas, radiactivas… contribuyendo, en mayor grado, al calentamiento global y a quebrar la salud del planeta y sus habitantes. La paralización de la reducción de emisiones, no sólo se traduce en un impacto medioambiental sino indudablemente también económico.

En fin lo que está sucediendo me reafirma en mi posición de siempre. Las renovables son la solución para Canarias. Mantener que el gas que está generando este incremento de los precios y esta situación de incertidumbre pueda ser una alternativa para esta tierra es una enorme irresponsabilidad. A los hechos me remito.

EMIGRAN EL VIENTO Y EL SOL

A finales de 2015, el Consejero de Industria del Gobierno de Canarias, anunció a bombo y platillo que durante este año (2016) las renovables se duplicarían en Canarias. Afirmó  Pedro Ortega en aquel entonces que íbamos “a pasar de un 11 ó un 12% a un 22 ó un 23% con toda seguridad el año que viene”. Y se hicieron eco a grandes titulares y en portada los medios de comunicación de este notición. La realidad es que estamos donde estábamos. Durante todo este tiempo no se ha instalado ni un solo MW de energía eólica o solar. Ni uno.

Hace unos días el consejero ha vuelto a arriesgarse y ha insistido en  afirmar que será en 2018 cuando alcancemos esa cifra del 21%, cuando pasemos -dice ahora- “del 9,9 % al 21%” en la penetración de las renovables en nuestro archipiélago. Aduce que ya se contaba con una autorización de 436,3 MW, que se ha conseguido ampliar en 435 MW más y que todos deberán estar en funcionamiento antes de enero de 2019, “de hecho –aseguró- muchos de los proyectos comenzarán durante el mes de octubre con su instalación”. La realidad es que –desgraciadamente- cumplir estos objetivos se hará muy difícil. Y ojalá me equivoque.  Lo cierto es que los aerogeneradores del primer concurso siguen sin instalarse y más de la mitad de ellos no se podrán instalar nunca.

No ha pasado por esta Comunidad ningún presidente o consejero de Industria que no haya lanzado los mismos mensajes. Todos, sin excepción, nos garantizaban que dos años después de su afirmación tendríamos un aumento considerable y hasta el veinte y pico por ciento de renovables… Y lo mismo nos decían Soria, Rajoy, los delegados del Gobierno…Pero nunca han cumplido. En los últimos años  no se ha instalado ni un MW y eso que éramos punteros y referencia. Ni se van a instalar de manera efectiva mientras los negocios del crudo, del gas, del propano, del aire propanado… sigan produciendo las ganancias que producen y sigan estando en manos de quien están y sigan contando con la complicidad de los gobiernos de turno…

Es lo que hay. Estamos en Canarias a la cola en la penetración de renovables. Unos dicen y se excusan en que es culpa del planeamiento y las leyes medioambientales que no se hayan construido las subestaciones necesarias para verter a la red la energía limpia producida, cuando en realidad eso no ha sucedido con casi ninguna y cuando es muy fácil suspender el planeamiento para hacerlo posible. No vale esa excusa. Y la realidad es que quedan muchas subestaciones por construir.

La otra excusa es la de la seguridad áerea. Las señales de aproximación al aeropuerto de Gran Canaria impiden la instalación de casi un tercio de la energía eólica de la isla. Y dicen que son inamovibles cuando muchos de los técnicos de AENA y AESA te comentan en privado todo lo contrario. Y los informes alternativos encargados por ayuntamientos o promotores también dicen lo contrario. Y dice lo contrario lo que se hace en otros lugares: hace unos días el Consejo de Ministros ha aprobado un Real Decreto por el se suprimen las servidumbres aeronáuticas de la instalación radioeléctrica de ayuda a la navegación aérea NDB de Vitigudino, en Salamanca. El NDB es un radiofaro de baja, media o ultraalta frecuencia que emite señales para que un avión pueda determinar  y visualizar automáticamente su marcación hacia cualquier estación de radio dentro de su gama de frecuencia y sensibilidad. Esta misma señal está impidiendo la instalación de muchos parques eólicos en el sureste grancanario, además de limitar alturas en la construcción, entre otras cosas…Allí sí y aquí no. Y encima es una señal prescindible. Y encima muchas de estas señales se pueden trasladar al mismo aeropuerto, que por cierto cuenta con aerogeneradores propios.

Esto es lo que, principalmente, impide la penetración de la energía eólica en Gran Canaria. ¿Y qué sucede entonces con el sol? ¿Por qué no se instala entonces energía solar en Canarias cuando tenemos más horas de sol que nadie, cuando podemos aprovechar millones de metros cuadrados en azoteas y techumbres? ¿Por qué España fue en 2008 el segundo país en Europa en instalaciones de paneles fotovoltaicos produciendo el 40% del total europeo y en 2015 ya no está entre los diez primeros? ¿Por qué en  2015 Reino Unido instaló 70 veces más potencia solar que España y por qué España se ha quedado por detrás de Alemania, Francia y el Reino Unido, países con muchísimo menos sol?

Bob Dylan diría que la respuesta está en el viento. Y en el sol. Pero yo me temo que donde está realmente es en una presión brutal de los lobbies que ven peligrar su posición estratégica en el control de la energía. En el caso de las gasistas es que emplearon más de 27.000 millones en infraestructuras que ahora no pueden competir con el viento y el sol y por eso nos quieren endilgar dos regasificadoras a los canarios, que para estas cosas somos más primos generosos que nadie. Y está en el impuesto al sol que dice el Gobierno que no existe pero que impide que las inversiones salgan adelante y disuaden a los promotores empresariales o familiares. La realidad es incuestionable. El año pasado se instalaron en el mundo 50.000 MW de energía solar fotovoltaica, un 25% más que en el año anterior. Se invirtieron 161.000 millones de dólares en esta energía en todo el planeta, más incluso que en energía eólica, que alcanzó la cifra de 110.000 millones de dólares. China instaló 15.200 MW; Japón 11.000; EEUU 7.300; Reino Unido 3.500; Alemania 1.450; Francia 900… ¡ Y España 49 MW! ¡Y en Canarias, nada! Y eso que ya no necesita subvenciones, que el precio de instalación ha bajado considerablemente, que el autoconsumo privado ya es rentable directamente, que nos sobran horas de sol y de viento… En la actualidad la energía solar en Europa es equivalente a la que producen 100 plantas nucleares y ha superado los 100 gigavatios a pesar de que en 2008 apenas contaba con 5 gigavatios. Y es más, en 2020, el 100% del consumo eléctrico del norte de Reino Unido será de renovables… Según El Mundo, las fuentes renovables han batido numerosos records de producción y de cobertura eléctrica por todo el mundo en 2016. Y nosotros por aquí columpiándonos mecidos por  intereses políticos- empresariales torticeros.

No cabe la menor duda: el futuro energético de Canarias pasa por las renovables. No hacemos, por otra parte, otra cosa que ser sensibles con la comunidad científica y la Cumbre del Clima que exige un cambio de modelo y actuaciones urgentes para frenar el deterioro del planeta. Y aquí en este archipiélago atlántico  el esfuerzo debe ser mayor: nuestros indicadores medioambientales son preocupantes, los efectos del cambio climático se hacen cada vez más visibles: calentamiento de las aguas, desvíos de los alisios, más periodos de sequía y precipitaciones intensas…

Como afirmaba recientemente Patricia Espinosa, secretaria de la convención de la ONU sobre el cambio climático, existe un riesgo evidente – “una situación crítica”- con el calentamiento global para las islas del mundo: “son las más expuestas a fenómenos hidrometereológicos que tanta devastación y perdidas de vidas humanas provocan”. Desde 1990 hasta ahora solo cinco regiones españolas han reducido los gases de efecto invernadero. Canarias es la segunda que más ha aumentado las emisiones con un 51,5%  según los últimos datos oficiales del Ministerio de Medio Ambiente. Incumplimos además más de cien parámetros medioambientales…Está claro que el fracaso de la política energética canaria nos ha alejado de los objetivos 20-20-20.

La Agencia Internacional de Energías Renovables y la Organización Mundial del Turismo han unido su tarea para promover el uso de las energías verdes en las islas del mundo… pero aquí pasan los años y no se instala un megavatio limpio… Y se empeñan en imponernos el gas para el negocio de unos pocos… La UE considera prioritario en espacios insulares turísticos la implantación de renovables y por eso ha creado el programa neZEH (hoteles de energía casi nula)… Y por aquí nos empeñamos en introducir el propano… Ya está bien de fiarnos un futuro renovable para no se sabe cuando. Suecia, Costa Rica, Finlandia, Noruega… van camino de ser soberanos energéticamente  auspiciando una total independencia de los combustibles fósiles…Y por aquí erre que erre con un mix de no sé qué y no sé cuanto para quedar muy bien con las gasistas y sus socios canarios.

PD. Fernando Bañolas es un político amortizado. Ya no engaña a nadie. Fue alcalde de su pueblo y se volvió a presentar en las últimas elecciones y le mostraron que ya no le quieren. Se presentó al Cabildo de Gran Canaria y los hombres y mujeres de esta isla le demostraron que no les despierta ninguna confianza. Salió él solito y raspando. Todo el mundo sabe a quién sirve Fernando Bañolas. Está cuidando de unos intereses que no son los grancanarios precisamente. De vez en cuando se mete conmigo en articulitos de dudosa solvencia y muy mala baba. Fundamentalmente cuando cuestiono las políticas de CC. El último ha sido para defender las estrategias gasistas del Gobierno canario. No se merece mi contestación. El solo se descalifica. Y tiene la credibilidad que tiene por ser la voz de su amo con residencia en otros predios.

EL CUENTO DE LOS GASISTAS

Parece que aquellos políticos que por primera vez se mezclaron con ecologistas en las manifestaciones, no se leyeron bien las pancartas.

Vuelven los señores del gas. Con el cuento de siempre. Con el mismo planteamiento, nudo y desenlace. Lo único que cambia es que últimamente no se atreven a venir con su uniforme de trabajo, con el traje de la empresa. No se atreven o no lo necesitan. Ahora vienen vestidos de consejero del Gobierno canario, de presidente del Gobierno o de presidente de Puertos del Estado.

 

Los grupos de presión vinculados a los combustibles fósiles no se caracterizan precisamente por respetar los pronunciamientos democráticos de la ciudadanía. Ya lo demostraron con las prospecciones petrolíferas, cuando utilizaron a un ministro para imponer su voluntad en contra de la opinión de la mayoría de la población canaria y de sus instituciones. Les importó un bledo los pronunciamientos del Parlamento canario, de los cabildos de Lanzarote y Fuerteventura o las masivas manifestaciones populares en la mayoría de las islas. Impusieron las prospecciones petrolíferas, realizaron importantes campañas publicitarias para influir en los medios canarios, invitaron a periodistas a Gerona para dibujar una imagen idílica de las plataformas petrolíferas (“¡Qué bonita es Tarragona! Y qué bien le sienta el petróleo”, escribí con ironía en abril de 2012 como respuesta a la campaña mediática de Repsol en las islas). Al final pararon  las prospecciones cuando les pareció que no les venía bien a sus intereses.

Ahora regresan con la cruzada del gas. Y como el ministro de entonces dejó su tierra en busca de otros paraísos, ahora utilizan al Gobierno autonómico formado por los mismos partidos que, paradojas de la vida, encabezaron las manifestaciones contra las prospecciones petrolíferas detrás de pancartas que ponían: “Renovables sí, petróleo no”. Parece que aquellos políticos que por primera vez se mezclaron con ecologistas en las manifestaciones, no se leyeron bien las pancartas.

Desde el principio de este mandato tanto el presidente Fernando Clavijo como el consejero de Industria Pedro Ortega no han dejado de presionar a Gran Canaria con el tema del gas. En un primer momento reconocieron que la implantación del gas en Gran Canaria era una decisión sola y únicamente del Cabildo. Pero duró poco el respeto a la voluntad de la ciudadanía grancanaria expresada en la actual mayoría del Gobierno de nuestra isla, porque tras el respeto inicial no han cesado de lanzar la consigna, cada vez que les ponen un micrófono delante, de que en Tenerife habrá pronto gas a través de una regasificadora a construir en el puerto de Granadilla, y por tanto, dicen, tendrá energía más limpia y más barata que Gran Canaria; que perderemos competitividad, porque aquí desde el Cabildo rechazamos la regasificadora.

Lo dije el lunes pasado en una rueda de prensa. Se trata de un mensaje falso. Actúan como los mejores agentes comerciales de las compañías gasistas. Pretenden generar un estado de opinión en contra de nuestro Cabildo, para acusar al Gobierno de la isla de perjudicar el desarrollo de Gran Canaria.

El consejero de Industria Pedro Ortega, que durante muchos años ha sido un dirigente de la patronal y se estrenó en la primera línea política como miembro del Gobierno de Fernando Clavijo, declaró en un desayuno ante empresarios y medios de comunicación que “si yo fuera un empresario interesado en invertir en Canarias y tengo condiciones, suelo…pero en una isla dispongo de una energía más barata que en otra, pues obviamente  invertiré en ella…”. El político de Teror, que forma parte de la minoría grancanaria del Gobierno autónomo, anima a los empresarios irresponsablemente a invertir en una isla frente a otra. Por cierto si esto hubiera ocurrido al revés no habría contado con el silencio de la patronal tinerfeña.

Como ha hecho en otras ocasiones en las que ha defendido las energías fósiles, el consejero miente. La energía no va a ser más barata de ninguna manera en Tenerife que en Gran Canaria. La penetración del gas frenará a las renovables allí donde se instale. ¿Quién va a permitir la sustitución del gas por las renovables cuando hay que amortizar la planta, los diques, los contradiques, los gaseoductos, las redes de suministro… cuando las renovables son infinitamente más baratas?  Después de la rueda de prensa que di el lunes volvieron a entrevistar a Pedro Ortega en la radio y se mantuvo en su actitud irresponsable, volvió a dar el mensaje de que Gran Canaria será menos competitiva que Tenerife si allí instalan una regasificadora. En la entrevista radiofónica le recordaron al consejero su promesa de llegar al 21% de energía renovable en 2016, y reconoció que no se va a cumplir, que nos mantendremos por debajo del 10% “aunque el Gobierno canario apuesta por las renovables”, dijo sin aportar ni un solo dato que demuestre esa apuesta. Y luego otra visita a Madrid para vendernos un nuevo empuje (no sé contar los empujes inútiles que ha anunciado) a las renovables.

Y para que el Gobierno canario no se sienta solo en su defensa del gas, vino desde Madrid a echarles una mano  el presidente de Puertos del estado, José Llorca. Vino Llorca a un foro patrocinado por Disa (¿para qué disimular?) e invitado por una asociación empresarial presidida por José Carlos Francisco, exconsejero de Coalición Canaria y presidente además de la Confederación de Empresarios de Tenerife. El presidente de la Autoridad Portuaria de Las Palmas, Luis Ibarra, denunció en su día que el ente que preside Llorca estaba frenando las inversiones en nuestro puerto, y la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria solo ha encontrado problemas para poner un banco de algas que traería inversión e investigación. Ahora a José Llorca le entra  un cariño inmenso por el puerto grancanario y afirma que “si el archipiélago quiere ser base logística en el Atlántico medio debe pasarse al gas, y esa es la estrategia pensada para Granadilla y Arinaga. El futuro del transporte marítimo va a pasar por el gas«.

Y, claro, el señor Llorca, miente descaradamente también. Porque no es necesaria una regasificadora ya que las cargas y descargas de Gas Natural Licuado (GNL) se hacen en estado líquido  que es como lo requiere el barco para su consumo. Además, cada puerto puede tener su base logística apoyada en barcos regasificadores autónomos u otras infraestructuras. Porque además los expertos aseguran que dado el alto coste para adaptar los barcos al gas y dado que los rendimientos de los motores solo para gas no están probados, el gas apenas llegará en los próximos años a un 5%. Luis Ibarra ha declarado, además, que La Luz está preparada para abastecer gas licuado a los barcos.

Sabemos que la transición a las renovables no puede hacerse en un plazo corto, pero la presión de los lobbies o de quienes se apuntan desde las instituciones a ser sus portavoces no va a cambiar nuestro camino para cumplir con el compromiso que adquirimos con la ciudadanía: avanzar con rumbo fijo hacia la soberanía energética. Hasta ahora la coerción de los lobbies a las instituciones canarias ha logrado sus objetivos: estamos a la cola de las renovables a pesar de que fuimos una de las primeras comunidades autónomas donde comenzó su implantación, los costes de generación son desorbitados, nuestra dependencia del exterior es total, somos uno de los territorios europeos con mayor volumen de emisiones de gases de efecto invernadero…

Pero con nosotros se equivoca el lobbie gasista. Uno ha estado ya en muchos  encuentros de narración oral, uno ha visto a cuentistas de todos los países, pero cuentistas de los buenos, de lo que aman el paisaje, de los que adoran la naturaleza, de los que escuchan a la gente y no se mueven a la orden de los monopolios energéticos, del poder de don dinero. Cuentistas que utilizaban la buena literatura sin mentiras, ni medias verdades, ni trampas. Nada que ver con estos narradores del cuento de los gasistas. Por eso habrá que recordarles los versos de León Felipe: “Yo no sé muchas cosas, es verdad. Pero me han dormido con todos los cuentos…Y sé todos los cuentos”. Bueno, con todos los cuentos no. Con el cuento de los gasistas no me han dormido, ni lo lograrán mientras haya una isla bien despierta con la que tenemos un compromiso que vamos a cumplir. Una isla que  se rebela frente a los que ponen todos los obstáculos para usar el sol o el viento como recurso energético (mientras aseguran que hacen lo contrario), pero potencian todas las facilidades para la penetración del gas.

Una Isla que tiene claro que hay que aplicarse a trabajar con firmeza por la eficiencia y el ahorro, por favorecer el autoconsumo en los comercios, industrias y hogares, por despejar todos los obstáculos que atenazan a la energía eólica, por implantar millones de metros cuadrados de fotovoltaicas en edificios públicos e industriales, por potenciar la geotermia como energía limpia e inagotable, por forjar un mix de biomasa endógena, aerotermia, energía mareomotriz…, por sustituir las grandes centrales térmicas por plantas de generación más cercanas y permeables, por favorecer la implantación de las hidroeléctricas donde fuera necesario, por establecer industrias, por fomentar la I+D+i, por crear miles de empleos verdes alrededor de las energías limpias, por luchar contra el cambio climático, por romper nuestra dependencia del exterior, por abaratar realmente los costes, por democratizar la energía…Porque no sigan meciendo nuestra cuna con cuentos, para que no ahoguen nuestra esperanza con cuentos.