Portada Antonio Morales


La importancia de pensar Gran Canaria

El pasado miércoles 19 de abril presenté “La senda de la ecoísla”. Es mi sexto libro y  recoge los artículos escritos por mí y publicados en los últimos 4 años. Quiero empezar este artículo agradeciendo a las casi 300 personas que me acompañaron en el Gabinete Literario, su cariño, su interés y el esfuerzo de haberse acercado a compartir esa tertulia conmigo.  Por supuesto al Gabinete Literario por su predisposición y por las facilidades que siempre ha puesto para abrir  su casa a iniciativas sociales y culturales plurales. A Oswaldo Guerra – una de las personas que me ha acompañado en esta senda y cuya erudición sirvió para abrir el acto-  y a la periodista Teresa Artiles: sus preguntas me ayudaron a encauzar  las ideas que transmito en el libro y la manera en que se han ido gestando..

El libro tiene una especial relevancia porque concentra el análisis de los acontecimientos de una etapa especialmente compleja, dura, pero también creativa. Han sido los años en los que Gran Canaria ha reafirmado su voluntad de transitar por la senda de la ecoísla, un nuevo camino para transformar nuestro modelo económico y social con sostenibilidad ambiental y justicia social. Años en los que hemos asistido a una revolución histórica en el campo de la energía, la descarbonización, la seguridad hídrica o la economía azul, a la mitigación y adaptación al cambio climático, a la consecución de la declaración por la Unesco  de Risco Caído y los Paisajes Sagrados de Montaña como Patrimonio de la Humanidad…

También han sido los años en los que nos hemos enfrentado a una pandemia mundial y a un cierre total del turismo, nuestra principal industria. Hemos tenido que hacer frente a las consecuencias de otro incendio devastador, a una crisis bélica en el corazón de Europa y a una inflación galopante que afecta de manera especial a las familias con menos recursos.

Hace más de 30 años que escribo semanalmente, sin faltar nunca a la cita salvo en periodo vacacional. Un hábito que he adquirido y sin el que no sé si hubiese llegado a ser presidente del Cabildo. Escribir me permitió dar a conocer mejor el proyecto de transformación de Agüimes y el Sureste y me ha permitido trasladar mis inquietudes, mis sueños y aspiraciones a una parte importante de la sociedad grancanaria.

Escribir también es un compromiso con el futuro. Cualquiera puede acceder a través de mis libros o de mi blog a las reflexiones que he hecho sobre muchos temas, pero en particular sobre la necesidad de una transformación autocentrada, de impulsar un modelo de isla desde una mirada a lo más cercano, procurando un modelo de desarrollo sostenible incompatible con un desarrollismo sin control, al servico de la biodiversidad y el bien común y teniendo como norte la igualdad, la lucha contra la violencia de género, la creación de empleo, la solidaridad y la búsqueda de alternativas a la pobreza y la exclusión social. Y es un compromiso con el presente y con el futuro porque pueden comprobar cómo estamos impulsando todo ello desde la acción del Cabildo.

Pero en este caso escribir también es un compromiso con Gran Canaria. Porque siempre la reflexión precede a la escritura. Y detrás de este libro y los anteriores hay cientos de horas de reflexión, de lectura, de intercambio y de aprendizaje sobre nuestra isla, sobre la que es y la que queremos que sea.

Estos escritos actúan también como testimonio de una época. En el futuro, cuando historiadoras, cronistas, politólogos, etc. quieran acercar, comprender o estudiar un tiempo tan relevante como el que nos ha tocado vivir, tendrán una fuente importante en la que quedan reflejados muchos de los debates actuales, las medidas impulsadas, las intenciones de futuro…

Escribir es transparencia. Es una vía de comunicación con la ciudadanía, en la que expongo mis ideas sobre cuestiones que en muchos casos trascienden la acción de Gobierno en el Cabildo de Gran Canaria. Visiones sobre una época convulsa que también ayudan a los hombres y mujeres que me leen a conocer mis posicionamientos más allá de la dación de cuentas diaria del Cabildo de Gran Canaria.

Son ya 32 los años que llevo escribiendo de manera ininterrumpida, desde que en 1991 publiqué mi primer artículo. Un hábito que he mantenido incluso después de asumir la presidencia del Cabildo de Gran Canaria, a pesar de que son obvias las dificultades que representan compaginar esta rutina con la agenda de presidente, pero también es una muestra de la importancia que le otorgo a los escritos.

Hay una idea del profesor Timothy Snyder extraída de su libro “Sobre la tiranía. Veinte lecciones para aprender del siglo XX” a la que ya he hecho referencia en otros momentos y que me refuerza en esta tarea. En su lección número 11 nos alienta a que comprendamos las cosas por nosotros mismos. Que dediquemos más tiempo a leer artículos largos: “de modo –dice- que intenta escribir un artículo de verdad por tus propios medios, que implique trabajar en el mundo real…investiga, verifica las cosas, redacta y revisa los borradores, todo ello en un plazo ajustado e improrrogable. Si descubres que te gusta hacerlo, monta un blog”… Realmente seguí sus consejos mucho antes de que él escribiera este libro…

Podrán entender entonces lo especial que resultó para mí un acto como el del miércoles, en el que poder compartir  tanta trayectoria y tantas horas de reflexión y de escritura. Un acto en el que pude comprobar que los textos que comparto semanalmente son leídos por cientos de personas y que a su vez generan e inducen otros pensamientos…

Muchas gracias a todas las personas que acudieron, a todas las que me leen con regularidad y a las que me han leído alguna vez. Espero seguir recorriendo con ustedes la senda de la ecoísla.

Gran Canaria, una pasión compartida

Como la mayoría de ustedes ya sabrá, el actual mandato va llegando a su fin. Ya están convocadas las elecciones que el próximo domingo 28 de mayo nos llevarán a elegir a nuestros representantes en ayuntamientos, cabildos y Parlamento de Canarias. Ya he escrito en otras ocasiones que me parece fundamental que enfrentemos esta cita con la mirada puesta en Canarias, en los problemas cotidianos que nos afectan y que debemos resolver desde nuestras islas.

También es público que hace algunos meses anuncié mi intención de presentarme a la reelección como presidente del Cabildo de Gran Canaria. Son muchos los proyectos que me llevan a tomar esta decisión: Salto de Chira, Plan Sociosanitario, tren de Gran Canaria, seguir creando empleo, plantar cara a la carencia de viviendas para las familias grancanarias, completar la transición energética y el impulso a la soberanía alimentaria, avanzar en las economías azul, verde y circular, apuntalar un turismo que genere más ingresos… pero hay uno que destaca por encima de todos: Gran Canaria.

Cuando hace 8 años recibí por primera vez la confianza de las grancanarias y los grancanarios para presidir el Cabildo de Gran Canaria, empecé mi discurso de investidura destacando que provenía de un “sueño colectivo”. Me refería, por supuesto, a la experiencia de Roque Aguayro. Un proyecto basado en la participación vecinal y alimentado por las ansias de libertad y democracia. Un sueño que se convirtió en realidad y protagonizó una de las transformaciones más espectaculares que ha vivido Canarias.

En unas décadas, Agüimes y el Sureste pasaron de ser el triángulo de la pobreza a liderar el desarrollo sostenible y el bienestar social, siendo pioneros en energías renovables, recogida selectiva de residuos, la promoción de la cultura como estrategia de desarrollo y de convivencia… Desde Agüimes primero y luego a través de la Mancomunidad, con los compañeros y compañeras de Santa Lucía (con un ayuntamiento también fuertemente arraigado en el movimiento vecinal) y de Ingenio.

Ese proceso de transformación fue lo que me inspiró a dar el paso para intentar trasladarlo al conjunto de Gran Canaria. Y estoy absolutamente convencido de que fue lo que movió a las más de 100.000 personas que me dieron su apoyo. Por fin Gran Canaria tenía un horizonte, un modelo propio de desarrollo con el que encarar con optimismo el futuro.

Humildemente, y teniendo en cuenta que los cambios a escala insular siempre son más lentos que a nivel local o comarcal, creo que hemos sido coherentes con la idea que nos inspiró al asumir el reto de gobernar Gran Canaria.

No quiero apabullar con datos que ya he ofrecido en estos mismo artículos en múltiples ocasiones. Pero es evidente que hoy Gran Canaria es una referencia y ha avanzado en casi todos los aspectos claves que habíamos definido como palancas de transformación social.

Ya sea en materia de energías renovables, de aumento de la soberanía alimentaria, de la seguridada hídrica, de economía azul, de audiovisual, de comercio e industria, de igualdad, de plazas sociosanitarias, de impulso de la cultura y el patrimonio, de transporte público, de conservación ambiental, de adaptación y mitigación de los efectos del calentamiento global, de liderar el crecimiento económico y la creación de empleo en Canarias, etc, lo cierto es que la isla ha experimentado un gran avance en estos últimos 8 años, y lo que es más importante, ha definido claramente un rumbo con una amplio consenso social.

Si este proyecto ha sido posible es porque en su momento soñamos una ecoísla que fuera una referencia internacional con un modelo de desarrollo sostenible y autocentrado, que combatiera el cambio climático al tiempo que aumentaba el nivel de bienestar y apostaba claramente por la mejora de la democracia y la promoción de la igualdad.

Si este proyecto es posible es porque pensamos en cómo sería esa isla. Junto con la sociedad civil, la Universidad, los centros de investigación, las asociaciones profesionales, las ONG, etc, diseñamos las propuestas concretas que nos están permitiendo avanzar en los ámbitos fundamentales para el presente y futuro de la isla.

Si este proyecto está siendo y seguirá siendo una realidad es porque entre todos y todos hacemos Gran Canaria. Y me gustaría hacer especial hincapié en este aspecto. Un proyecto de transformación social, económica y medioambiental como el que estamos impulsando no es cosa de una sola persona o de un partido o institución. Es posible porque cuenta con un amplio apoyo social no solo electoral, sino cotidiano. De personas, empresas, entidades, etc, que con su trabajo diario construyen un territorio y una sociedad sobresalientes.

Es muy difícil encontrar en el mundo un territorio de poco más de 1.500 kilómetros cuadrados que reúna la cantidad de recursos, de talento, de conocimiento, de cultura o de diversidad que reúne Gran Canaria. Una sociedad, además, abierta, hospitalaria y tolerante que ha sido referente de libertad y convivencia en muchos momentos de su historia.

Y esto es sin duda un logro colectivo y una enorme responsabilidad que debemos cuidar y tratar de mejorar día a día. En mi caso, además, es una pasión a la que he dedicado gran parte de mi vida. Y estoy convencido de que hay cientos de miles de personas que sienten la misma pasión que yo por tratar de mejorar el privilegiado territorio que habitan. Porque estoy convencido de que Gran Canaria es una pasión compartida.

Una isla de arte

El Museo de Bellas Artes de Gran Canaria, el MUBEA, ya es una hermosa. Desde el pasado jueves 23 está presente en las salas de la Casa de Colón, del Centro de Artes Plásticas de Gran Canaria y del Centro Atlántico de Arte Moderno (CAAM), en forma de una magnífica exposición con 250 piezas de las más de 20.000  que conforman el  patrimonio de la Corporación Insular, de los hombres y mujeres de Gran Canaria. 256 piezas seleccionadas como hilo conductor de la historia del arte en Canarias, en Gran Canaria. Un arte que está bañado en la luz, el color, el alisio y el mar de los isleños. Evidencia a la vez  su papel histórico en el mundo. Es arte canario abierto por sus vínculos y referencias a la apuesta histórica de la travesía del Atlántico.

En unos meses podremos abrir las puertas del espacio final, definitivo, donde todo este caudal podrá ser visitado. Será una exposición permanente que narra la evolución de nuestro territorio a través del arte y que irá enriqueciendo el discurso con las diferentes muestras de épocas, estilos, géneros y autores que conforman la mayor colección de arte canario existente. Un legado que ha ido creciendo y mejorando gracias a la tenacidad y constancia del Cabildo de Gran Canaria en la recuperación, restauración, conservación y difusión del patrimonio pictótico, escultórico…

La ubicación definitiva del MUBEA será el inmueble del histórico edificio que fuera el Hospital San Martín, en el barrio de Vegueta, próximo a los tres centros museísticos del Cabildo antes citados. Un edificio que, además de sus orígenes de beneficencia y atención a los más necesitados desde  finales del siglo XV hasta su construcción actual a finales del XVIII, ha sido objeto de una profunda transformación arquitectónica así como de un complejo proceso para poder mantener la cica -o falsa palmera- de más de 230 años de antigüedad y 11 metros de altura, que también forma parte del conjunto arquitectónico, como símbolo de resistencia de la naturaleza, como icono del nuevo centro de arte.

La iniciativa de crear un Museo de Bellas Artes no es una ocurrencia reciente, sino una necesidad que surgió desde que se constituyó el Cabildo de Gran Canaria, hace 110 años, cuando se gestaba la creación de la Escuela de Artes Decorativas Luján Pérez. La necesidad de dotar a la isla, y al patrimonio atesorado por la institución, de un lugar relevante para su muestra, dio lugar a que en 1951, cuando se constituye el primer Patronato de la Casa de Colón, se incluyera entre sus objetivos ser sede de una exposición de la creciente colección del Cabildo, como Museo de Bellas Artes.

La propia evolución de la Casa de Colón, como centro de referencia museística y cultural colombina, postergó durante décadas la idea del museo, pero la colección aumentaba en cantidad y calidad, con arte de otros continentes y firmas como Murillo, Rembrandt o Goya, entre otros, que demuestra que la historia de la isla está ligada a la gran odisea atlántica, lo que hizo crecer las pretensiones y realidades de nuestra sociedad en torno al arte. La apertura de nuevas Casas-Museo y el CAAM, amplían la dimensión cultural de Gran Canaria, y la del anhelado Museo de Bellas Artes también.

La exposición ‘Isla de Arte. Una colección para el Museo de Bellas Artes de Gran Canaria’, ofrece una selección y recapitulación del ingente patrimonio público del que la sociedad grancanaria es titular. Como indica el comisario de la exposición Francisco Javier Pueyo, se ha consolidado como “la colección pública de más alto interés patrimonial y artístico existente en Canarias, tanto en la calidad extraordinaria de numerosas obras, como en el gran volumen alcanzado, con más de veinte mil piezas que abarcan siglos de creatividad transformadora de nuestro acervo cultural”.

Es una deslumbrante realidad gracias al Cabildo de Gran Canaria que, desde sus orígenes, consideró la promoción cultural como una seña de su identidad. Comprendió que la fuerza de las ideas innovadoras y transformadoras servía para construir y liderar la nueva sociedad que estaba gestándose en aquella Gran Canaria que quería superar el triste balance del siglo XIX y afrontar el prometedor futuro que abría la nueva realidad del Puerto de la Luz.

Como decía, ha sido decisivo para Gran Canaria que las sucesivas corporaciones, con sus distintas intensidades y sensibilidades, hayan mantenido su disposición para fomentar la cultura en todos los ámbitos, incluso más allá de sus competencias cuando estas demandas de nuestra sociedad eran desatendidas (y desentendidas) por los organismos competentes.

Fue el Cabildo el que asumió e impulsó los estudios medios, los estudios de comercio o maestrías industriales, la Universidad Internacional Pérez Galdós, la Escuela de Enfermería o el Colegio Universitario de Las Palmas. Estas iniciativas fueron paralelas a otras acciones como las del Jardín Botánico Viera y Clavijo que, junto a los centros museísticos incorporan nuevas demandas como el Centro de Cultura Audiovisual o varias fundaciones que promueven las artes escénicas (Teatro Cuyás) y la música (OFGC y Fundación Nanino Díaz Cutillas). También  a figuras destacadas de nuestra historia, arqueología, etnografía, etc. Estamos ante un conjunto  multidisciplinar de activos que convierte al Cabildo en el principal conservador y promotor artístico en Gran Canaria. Y su mirada se extiende más allá de la isla.

Quizás esa vocación de conservación y reconocimiento del arte isleño tenga que ver con la influencia que tuvo, en los primeros gestores del Cabildo el surgimiento en Las Palmas de Gran Canaria de la Escuela Luján Pérez en 1918. Su espíritu de transformación social a través de las enseñanzas artísticas también fue incorporado al ideario del Gobierno Insular. Una transmisión de la cultura y las artes a la comunidad grancanaria que también se inspiró en las relaciones con el medio, con el espacio que habitamos: la flora, el paisaje, la historia, incluso el descubrimiento de los colores  y de la luz que inspiraron a Oramas.

El retorno a la isla forma parte del inventario de la Escuela Luján Pérez, cuna del indigenismo. Esa visión ecológica y social que inspiró a los discípulos de Carló, Fray Lesco y Massieu, se extendió a todo el mundo del arte y forma parte de nuestra identidad. La intención de mostrar sin tapujos las duras condiciones del mundo campesino y del trabajo en nuestra tierra así como la reivindicación de lo propio y la recuperación de lo natural surgen de una profunda reflexión colectiva sobre nuestras condiciones de vida, la degradación de la isla y la agonía de una naturaleza que da signos de destrucción irreversible.

Isla de Arte es diferente a todas las exposiciones vistas en Canarias. Se trata de una convocatoria a la sociedad para mostrar el fruto del esfuerzo realizado a través de sus instituciones, de su contribución a hacer de la isla una obra de arte, de llevar el arte a la vida a través de las creaciones de cientos de personas que formaron parte de nuestra comunidad o dejaron aquí su legado, rescatado, conservado y divulgado por la institución grancanaria.

Refleja la disposición, la tradición isleña de trasladar a la pintura, a la escultura, a la fotografía y a toda expresión creativa, el sentido y el alma de la isla y de sus habitantes.  Está perfectamente explicado por uno de los grandes valedores de nuestro arte atlántico, Néstor Martín-Fernández de la Torre, quien describe su vocación como “Hacer de la vida una obra de arte”.

Es un acontecimiento cultural del máximo nivel por su valor plástico, pero también porque supone una contribución integral para conocer las distintas miradas sociales, antropológicas y etnográficas que se expresan en este inmenso capital cultural que el MUBEA acoge.

Todos y todas, artistas y obras, son esa Isla Arte, o Isla Museo, que va a sorprender y entusiasmar en este brillante adelanto de lo que será el Mubea que mostrará la expresión excelsa del enorme patrimonio de los grancanarios y grancanarias. Un verdadero tesoro que debe ser expuesto y objeto de muestras temáticas que permitan al público conocer su patrimonio a través de la variedad de discursos de una isla de arte, con un museo que será referente internacional del arte canario y cuya proyección comienza ahora.